En
el Somontano oscense
otra vez un lugar para descanso
Lugar de la provincia de Huesca, situado
en el somontano. Tiene poco más de 100 habitantes. Su altura
es de 475 metros sobre el nivel del mar. Dista de Huesca 19 kilómetros.
Gentilicio: torresino.
Torres de Montes se sitúa en
una hondonada del somontano oscense, entre Pueyo de Fañanás
y Angüés, entre Blecua y Siétamo. El desvío arranca de la carretera
de Huesca a Barbastro (nacional 240), partiendo el camino entre
Siétamo y Velillas, a la derecha, en ruta hacia Antillón y Pertusa.
También desde Angüés se puede acceder directamente.
El casco urbano se compone de
algunas construcciones modestas, de adobe y tapial, sobre un
trazado bastante irregular, aunque destaca alguna casa de noble
aspecto. Alternan las viviendas con algunas instalaciones agropecuarias.
También son apreciables viviendas muy rehabilitadas,
como dictan las tendencias actuales en el medio rural del altoaragón.
En el pasado, el lugar fue señorío
secular. Queda constancia de que el 29 de Septiembre de 1348
Pedro IV de Aragón dio a Juan Fernández de Heredia el lugar
y castillo de Torres de Montes. Diez años más tarde, el 20 de
abril, Juan II ordenó que se ocupasen pueblo y castillo «mientras
durasen los pleitos entre Felipe de Castro y Pedro Larraz».
En el siglo XVI era de Bernardo
de Bolea, y en 1610, de Martín de Bolea, según Labaña. Administrativamente,
figuró como sobrecullida, vereda y también corregimiento
de Huesca, de modo sucesivo. En 1834 formó su propio Ayuntamiento,
y en 1960-1970 se fusionó con Blecua, dando así origen al nuevo
municipio de Blecua y Torres, con capitalidad en Blecua.
Su población, que llegó a superar
los 400 habitantes en el siglo pasado -18 fuegos tenía en el
siglo XV-, se encuentra ahora algo mermada, con algo más
de 100 personas, si bien en el Verano se ve incrementada.
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En lo eclesiástico dependió del arcedianato de Serrablo, en 1280, y en la actualidad, del obispado de Huesca. Su iglesia parroquial está dedicada a los Santos Reyes, y es un edificio del siglo XVI, reformado en el XVIII. Dispone de una sola nave que culmina en ábside poligonal y se cubre con bóveda de lunetos. Se abren capillas en los laterales, a su vez cubiertas de la misma guisa. Los retablos datan del siglo XVIII. Se completa el conjunto con la torre campanario, que es de sillería y alza cuatro cuerpos.
Hay también dos ermitas. La ermita
de Santa Ana tiene una nave de cuatro tramos, con arcos diafragma
apuntados, y su construcción data del siglo XVIII. La de San
Miguel, en ruinas durante algún tiempo, dispone igualmente
de una sola nave, con bóveda de cañón.
Paseando por Torres de Montes
se respira tranquilidad y sosiego; nada aparenta tener prisa.
Ya adentrados en este limpio y cuidado pueblo, y llegados a
una plazuela, el velador de una cafetería nos invitará
a sentar en torno a una mesa, para dejar que así el tiempo
siga transcurriendo, o para disfrutar de una relajante tertulia.
No defrauda una visita al lugar, andar por sus calles y pasear
hasta la iglesia.
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