Ruta
de la piedra
y de la arquitectura civil
Lugar de la provincia de Huesca, situado
en el valle del Gallego, próximo a Ayerbe y al Norte del embalse de
Ardisa. Tiene 232 habitantes y su altitud es de 472 metros sobre el
nivel del mar. Dista de Huesca 36 kilómetros. El genticilio es biscarruesino.
Si procedemos de Huesca, a Biscarrués
se llega cómodamente por Ayerbe, donde se toma el desvío a la
izquierda -apenas entrados en la población- en dirección
a Losanglis y Piedramorrera..
El núcleo urbano se asienta de
modo preferente sobre un leve promontorio, a la derecha de la carretera,
según venimos de Ayerbe. Se sube en cuesta para alcanzar a la
izquierda la rectangular y amplia plaza, de la que arranca la calle
Mayor. En el centro, una zona arbolada, en torno a una plataforma cercada,
que protege una moderna escultura en piedra. Las calles principales
son largas y empinadas, limpias y con una excelente pavimentación.
Coronando el pueblo, destaca majestuosa
la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Suntuosa portada y bella torre cuadrada, de estilo renacentista aragonés,
de regular anchura en cada uno de sus lados y remate con la típica arquería,
bajo tejadillo a cuatro vertientes. La fábrica es de buena sillería.
El templo se divide en tres naves separadas por pilastras, la central
cubierta por bóveda de lunetos, y vaída en las laterales y la
sacristía. El crucero se cubre, a su vez, con cúpula de óculos. Se accede
a través de un pórtico. La construcción se corresponde a finales del
siglo XVII. Como curiosidad, vivienda de aspecto contemporáneo
adosada al flanco derecho de la iglesia, con todos los indicios de ser
habitada. Esta parroquial fue iglesia de Montearagón, hasta que pasó
a depender del obispado de Huesca.
La ermita de Santa Quiteria es casi de
la misma época que la parroquial, ya que fue levantada en 1748. Su única
nave se cubre con bóveda de madera apoyada en pilares octogonales. Ofrece
asimismo, especial interés una fuente del siglo XVI, que mana bajo arco
de sillería, a las afueras del pueblo. No falta tampoco la cruz de término.
Aunque existen menciones del
lugar ya en el siglo XI, la vida en él arranca en Abril de 1194,
en que don Pedro Puyó y sus hermanos, dieron a poblar el término
que poseían en Santa María de Biscarrués.
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Posteriormente, el
18 de Agosto de 1381, el rey Juan I vendió Biscarrués al monasterio
de Montearagón. Finalmente, pasaría a manos del señor de Ayerbe,
cuya posesión se prolongó hasta la abolición de los señoríos
seculares. Ya a finales del siglo XIX llegó a superar con creces
el medio millar de habitantes, cuando se le unió Erés,
en 1845, y luego Piedramorrera, en 1930-1940. Poco después iniciaría
el proceso a la inversa, puesto que desde 1950 se ven acentuados
los efectos de la emigración y el censo desciende significativamente.
El calendario festivo del lugar
tuvo siempre como fechas señaladas el 20 de Enero, San Sebastián,
y el 26 de Agosto.
La economía del lugar,
tiene todavía como fuente principal la agricultura y
la ganadería, que aún rinden sus frutos como antaño. La tierra
es pródiga y sigue justificando la presencia del hombre.
Entre los pueblos de su entorno, Biscarrués
ha destacado tradicionalmente por el cuidado aspecto final de las paredes
de sus edificios, y sus canteros llegaron a gozar de cierta fama en
la comarca. Así, la mayor parte de las casas de esta localidad están
construidas a partir de piedras con acabados finales de diferente finura,
aunque también pueden encontrarse otros materiales menos abundantes
como los adobes, los adobes de cemento o los ladrillos fabricados en
un antiguo tejar situado en el actual emplazamiento de las piscinas.
Fuera y dentro del casco urbano
se observan obras de construcción. Unas veces para levantar
nuevas viviendas -más evidente junto a la carretera- y otras,
para rehabilitar viejas casas dentro del pueblo; acción
que se lleva a cabo con el mayor cuidado, respetando al máximo
al estilo de la antigua arquitectura.
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