Pintoresca
y refrescante
parada para el viajero
Lugar de la provincia de Huesca,
próximo al embalse del mismo nombre, sobre el río Isuela. Habitantes:
80 (padrón en 2005). Altitud: 1.044 metros sobre el nivel del
mar. Dista de Huesca 22 kilómetros. Gentilicio: arguisano.
Se llega por la carretera de
Sabiñánigo, una vez pasado Nueno, que se tiende a la izquierda
subiendo por una ladera, las aguas del Isuela están al
fondo, discurriendo cristalinas por un cauce pedregoso. El paisaje
se encrespa pintoresco, con la sierra de Gratal a un lado y
la del Águila al otro. Frente, una vez en Arguis, se alzarán
también las de Javierre, de San Salvador y de Belarre, con el
puerto de Monrepós en el vértice, a 1262 metros sobre el nivel
del mar. Abajo está el pueblo y al pie del pueblo el embalse,
majestuoso espejo donde se miran las cumbres, excepcional panorámica
que prende en el viajero. A sólo 22 kilómetros de Huesca cambia
radicalmente la perspectiva, es otro el paisaje.
El embalse aprovecha la foz del
río Isuela entre las sierras de Gratal y el Águila. La presa
primitiva data del siglo XVIII; y es por tanto, uno de los más
antiguos embalses de la región aragonesa. Fue recrecido en 1929,
porque estaba, a punto de cegarse. Ocupa una superficie de 18
hectáreas y tiene una capacidad de 3 hectómetros cúbicos. Sus
aguas son destinadas al riego de la Hoya de Huesca. La concesión
data del año 1336, en que Pedro IV el Ceremonioso otorgó a la
ciudad oscense las aguas del Isuela, procedentes de la Foz de
Arguis y Nueno. Posteriormente, en 1680, en el artículo 164
de las «Ordinaciones del regimiento de la vencedora ciudad de
Huesca», se habla ya de construir un embalse, tal «como se intentó
en el pasado». Transcurrieron muchos años todavía hasta que
el proyecto, redactado por Francisco de Artigas, catedrático
de la Universidad Sertoriana, se materializara en la realidad
que todos esperaban. Finalizaron los trabajos en 1704. La primitiva
presa medía 22 metros de altura por 12,90 de espesor. El proyecto
de recrecimiento, en 1926 -la presa se elevó cinco metros más—
fue elaborado por Lorenzo Pardo. De esa forma es posible el
riego de 2500 hectáreas en la Hoya de Huesca.
Arguis, típico lugar, enclavado
en el saliente de una bucólica hondonada, sigue siendo centro
veraneante. El pueblo se ha extendido a las zonas del llano,
junto al embalse, a orillas de la carretera. Modernas edificaciones,
con predominio de chalés, evidencian la aceptación que entre
las gentes de toda condición tiene tan excepcional paraje. Como
contraste, el casco urbano del pueblo conserva su rancio sabor,
aunque también le hayan nacido nuevos edificios -la piedra continúa
presente siempre- y otros aparezcan convenientemente restaurados.
Aún permanecen en pie casas de dos plantas, con su correspondiente
falsa, y cubierta de pizarra o de tejas de piedra -losetas-
y chimenea cilíndrica con el sugerente remate de espantabrujas,
construcciones todas ellas fieles a la arquitectura popular
pirenaica. Desde el pueblo se avista la totalidad del embalse.
Abajo están la Hospedería y el Merendero.
La iglesia parroquial es románica, de una sola nave y con ábside semicircular. Da testimonio de su origen, pese a las reformas introducidas en el siglo XVII. La torre se alza a los pies, de planta cuadrada; consta de un solo cuerpo, con ventanal a cada lado para las campanas y remate semiesférico, a base de losetas.
El templo está dedicado a San
Miguel. En 1279 era iglesia de la Prepositura de Huesca. Su
retablo más valioso, atribuido al maestro de Arguis, se encuentra
en el museo del Prado y se dedica a San Miguel Arcángel, el
titular de la parroquia. Se compone de dos calles laterales,
en las que se representa la aparición de San Miguel en el monte
Gargano (Apulia), según la Leyenda Dorada.
|
Este retablo fue trasladado por
Savirón y Esteban al Museo Arqueológico Nacional, en 1871, y
allí permaneció hasta 1920, en que pasó al Prado. Del maestro
de Arguis se sabe únicamente que vivió en la primera mitad del
siglo XV, aunque se ignora la fecha exacta de su nacimiento
y muerte.
La orfebrería existente en la parroquial de San Miguel corresponde a los siglos XVII y XVIII, ya que el templo se dotó fundamentalmente a partir de la época de su reforma.
La advocación mariana tiene su
máximo exponente en Nuestra Señora de Soldevilla, cuya ermita,
como la iglesia, es también de factura románica, con planta
rectangular de tres tramos.
Hay fiestas para el 22 de Julio.
Y también, el 29 de Septiembre, en honor de San Miguel.
En Arguis llegaron a sumar más
de 500 habitantes, mientras que ahora sólo son unos 80, si hemos
de atenernos a las cifras dadas en el último censo. Por supuesto,
de hecho siempre se juntan más, sobre todo durante el Verano.
También hay que tener presente a las familias que tienen
allí su vivienda para los fines de semana y vacaciones. Conviene
recordar Bentué de Rasal, entidad agregada, con un censo de
9 habitantes en 1991.
A Bentué se llega por una pista
-hoy asfaltada- que nace a la izquierda de la carretera, en
una pronunciada curva más arriba de la entrada a Arguis.
La unión con Bentué de Rasal es relativamente reciente, pues
data de la década de 1960-1970. Antonio Ubieto recuerda que
Arguis fue villa en 1076 y lugar en 1785.
Entre los hechos más importantes
cabe destacar los siguientes: en Junio de 1198, Pedro II de
Aragón dió al obispo Ricardo de Huesca el derecho de
patronato sobre la iglesia de Arguis. Entre 1228 y 1264, Fortún
de Bergua prometió a Jaime I de Aragón y a su hijo Alfonso (para
cuando fuese rey) que devolverían los castillos de Arguis y
Sabayés si se le devolvían dos mil morabetinos. El 18 de Diciembre
de 1255, Jaime I de Aragón confirmó a Fortún de Bergua la donación
de Arguis y Sabayés. El 13 de Junio de 1338, Pedro IV de Aragón
confirmó a Blas Maza de Bergua la donación anterior. Se fueron
sucediendo los señoríos, y así, en el siglo XVI, Duran Gudiol
constata que el lugar era de Hugo Urriés. El señorío secular
se hizo presente, de todas formas, en 1785. En los documentos
de la época se habla de «los castillos de Arguis y Sabayés».
En la actualidad, por lo que respecta a Arguis, no se aprecian
restos de la antigua fortaleza, en el caso de que la hubiera,
pese a que el lugar tuvo siempre importancia histórica.
En la parte más Sur del pueblo, ha surgido
una urbanización en la que predominan bien alineadas casas unifamiliares,
de rectas calles, que miran casi todas ellas hacia el embalse.
Pero sin duda, la belleza del
paraje constituye el mayor atractivo de la zona, y es lógico
que se piense también en la conservación del primitivo casco
urbano, con todo su tipismo, porque es ese pasado el que confiere
más valor al presente.
§§§§§§§§§§----------------
|