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Número 114 - Noviembre de 2007 English language Menú pfrincipal


Riglos

Majestuoso
Reino de los Mallos

      Lugar de la provincia de Huesca, situado sobre la margen izquierda del río Gállego. Su población ronda los 70 habitantes. Altitud: 678 metros sobre el nivel del mar, Dista de Huesca 44 kilómetros. Gentilicio: riglero.
      Para llegar desde Huesca, el viajero ha de tomar el desvío que arranca de la carretera nacional 240, antes de llegar a Murillo; no es necesario cruzar el río Gállego. Mientras nos aproximamos al pueblo, nos escoltarán olivares primero y pinares después, salpicando el bucólico paisaje de algunas casas de recreo, que en buen número de casos se alzaron para solaz de montañeros.
      La imagen inconfundible de los Mallos, es referente del pueblo de Riglos. Conforme nos vamos acercando por la carretera, sentimos como los Mallos nos van empequeñeciendo. Ya en el pueblo, la sensación es otra, como de protección, como si esas moles proporcionaran abrigo a las casas del pueblo y las defendieran de un invisible enemigo. En cierto modo es así, puesto que el casco urbano se asienta en la ladera o falda del montículo del que emergen los Mallos. Así, el pueblo queda respaldado por los Mallos y la mayoría de las calles resultan en pendiente, proporcionando otro especial atractivo.
      Antes de que lleguemos al casco urbano, y en un mirador dispuesto a pie de carretera, tendremos la oportunidad de contemplar el monolito levantado por Montañeros de Aragón a la memoria de Rabada y Navarro, destacados escaladores que hallaron la muerte en la pared del Eiger, de los Alpes, en 1963. Rabada y Navarro acudían a Riglos para hacer prácticas de alpinismo -porque los Mallos fueron siempre escuela de escaladores-, y abrieron la famosa «vía Firé» en el mallo de ese nombre.
      En la lejanía, destaca el blanco caserío, acomodado a un trazado urbano irregular, impuesto por la pendiente de la ladera. De una plaza principal, en marcada pendiente, parten la mayoría de las calles que muestran casas con diversos aspectos, todas ellas bien conservadas, contrastando las de nueva construcción, con las clásicas, ya rehabilitadas y con sus puertas doveladas. Algún escudo en alguna fachada da fe de nobleza en el lugar.
      En la parte baja y un tanto escondida, existe una pequeña iglesia románica del siglo XII, de una nave y cabecera semicircular, cubiertas respectivamente por bóvedas de cañón y de exedra. A la entrada campea un crismón; luce modillones figurados, sobre ajedrezado jaqués, bajo el tejado. Es tradición que esta ermita, dedicada a San Martín, cumplió en el pasado como capilla de un monasterio puesto bajo esa misma advocación. Presenta un buen estado de conservaciòn.

      La iglesia parroquial está dedicada a Nuestra Señora del Mallo y se ubica en la cota más alta. Consta de una nave dividida en tres tramos, más capilla mayor. Dispone de capillas laterales cubiertas por bóveda de aristas, en tanto que la nave lo hace con bóveda de lunetos. Data de mediados del siglo XVII, y en el interior del templo se veneran dos imágenes de gran valor, hermosas tallas románicas de la Virgen del Mallo y la de Carcavina. La torre campanario se eleva retadora.
     Los Mallos, en la impresionante garganta abierta por el río Gallego, muestran sus paredes verticales de más de 200 metros .En la cumbre, los Mallos llegan a alcanzar los 900 metros sobre el nivel del mar. Los más conocidos, por su gran envergadura, reciben los nombres de «El Puro», «El Pisón» y «El Firé». Abajo hay varias lápidas dedicadas a los que murieron realizando prácticas de escalada.
      Existe el linaje de los Riglos, perteneciente a familia infanzona oriunda de esta localidad de la que tomó apellido. Su carta de infanzonía fue otorgada por el rey Juan II de Aragón, en 1458. Las armas heráldicas de los Riglos consisten en dos leones rampantes y afrontados, que sostienen con sus patas un mallo o peñasco.

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      El acceso de vehículos al pueblo, está limitado en algunos momentos del año, salvo para los residentes, como es lógíco. Por ello, al llegar al pueblo, a la derecha se ha dispuesto un amplia área de aparcamiento, donde deberemos de dejar nuestro coche estacionado. Y es que el atractivo deportivo y turístico de Riglos es muy intenso y con esta opción se evita el tráfico rodado en el casco urbano y los consecuentes atascos.
      En cualquier dia y época del año, es habitual ver a escaladores practicando su deporte favorito, trepando por las paredes de los Mallos. Frecuentemente se pueden percibir las conversaciones entre ellos, que las paredes de las rocas "rebotan". Otra práctica deportiva que puede ser observada, es el parapente.

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Alfonso Zapater, habitual consultado en esta sección.  Manuel Tomé  Album fotográfico del artículo * Alfonso ZAPATER
* Manuel Tomé Bosqued


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