La construcción de este edificio, fué impulsada por el edil Manuel Camo en 1887. Las obras comenzaron en 1901, previa adquisición de terrenos en la plaza de Zaragoza, lográndose un bello edificio, valioso ejemplar de la arquitectura de la época. El proyecto se encargó al arquitecto catalán Ildefonso Bonells Recharx, con la colaboración de D. Ricardo Magdalena, y constituye el mejor ejemplo de arquitectura modernista de esta ciudad en el que confluyen diferentes aspectos urbanos y arquitectónicos que lo convierten en un bien destacado de la arquitectura aragonesa..
      El edificio constituye una pieza singular situado en el centro de la ciudad: la plaza Navarra, en el nº 4. Su situación retranqueada respecto a la línea de edificación configura un espacio de transición que lo ocupa una soleada y amplia terraza. El volumen es simétrico con relación al eje de la fachada principal y está configurado por la adición de cuerpos geométricos sencillos a lo largo de su eje transversal. Lo componen un gran cuerpo central, coronado por un frontón, que en cada uno de sus laterales tiene adosado un cuerpo más pequeño y como remate de las esquinas, cuatro torreones octogonales. El conjunto presenta un carácter de castillo-fortaleza reforzado por la solidez de su construcción.
      Exteriormente la volumetría se unifica por el color blanco de sus fachadas y por los distintos elementos compositivos. En los alzados la composición simétrica forma un entramado lineal que difumina la delimitación entre llenos y vacíos. La elegante decoración modernista y secesionista se combina con ornamentos historicistas. En los interiores, y respondiendo a una voluntad de diseño integrador, cabe mencionar el mobiliario y la decoración al gusto de la época.
      Del bello edificio destacan el portón de acceso, tallado en madera de nogal por Francisco Arnal, el vestíbulo, la escalinata, las pinturas murales y la decoración de los salones, sin obviar el mobiliario, la vajilla y el resto de los elementos ornamentales. Comenzó a funcionar de un modo provisional, como Casino en 1904 y fue inaugurado oficialmente el 10 de agosto de ese mismo año.

     Del interior destacan la magnífica escalinata y salones con buena decoración y pintura mural de Félix Lafuente. Las actividades fueron inauguradas en 1904 y desde entonces este casino fue el centro de la vida social de la burguesía oscense, estableciéndose una biblioteca y organizándose exposiciones, conciertos y otros actos culturales.
      Durante el primer cuarto del siglo XX el Casino gozó del mayor periodo de esplendor, con una economía mantenida por los socios y los beneficios del juego, donde se celebraron bailes, conciertos y eventos de gran repercusión en la vida social. La prohibición del juego y de los partidos políticos, con Primo de Rivera, supuso un duro revés para el centro y una acusada disminución de sus ingresos. Durante la guerra civil, el edificio se convirtió en hospital militar y en 1951, ya sin medios de subsistencia, el presidente del Círculo lo cedió al Ayuntamiento de Huesca. Tras años de existencia soterrada, en 1982 se constituyó la Fundación Municipal Circulo Oscense, regida por un consejo rector que ha dado al centro un uso popular.



      El Casino de Huesca, ya sea por su suntuosa figura o su estratégica situación, constituye un elemento imprescindible en muchos de los acontecimientos sociales puntuales. Tal es la ocasión en que protagoniza la festividad de los Reyes Magos y final de fiestas de San Lorenzo, entre otros importantes eventos.

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