Ilustre
oscense,
geólogo, paleontólogo y escritor
Lucas Mallada y Pueyo, nació
en la ciudad de Huesca el 18 de Octubre de 1841 y murió en Madrid
el 6 de Febrero de 1921. Este aragonés fué un
geólogo fundador de la Paleontología Española, quien
fué perteneciente al Regeneracionismo..
La casa donde nació, se halla todavía
en la calle de San Orencio, muy próxima a los Porches de Galicia y
a las famosas `4 esquinas', en al llamado `tubo' de Huesca. Una placa
conmemorativa, adosada a la fachada. da fé de ello. A los siete años
se traslada con su familia a Zaragoza. Allí acabó el bachillerato
en 1859 con calificaciones más bien discretas. Su padre, Manuel Mallada
Sarrate, que era funcionario de la Diputación Provincial, se trasladó
a Madrid para desempeñar las funciones de maestro, teniendo
Lucas 19 años. Lucas empieza la carrera de Ingeniería de Minas,
que acabó en 1866 -con 25 años- tras repetir un curso. Las prácticas
las hizo en Almadén, en las minas de mercurio.
En abril de 1867
va a Oviedo, donde permanecerá dos años enseñando en la escuela
de capataces de Langreo e inspeccionando las minas carboníferas
de allí. Después, consiguió trasladó a Teruel (1870) cuando
se consolidó la Comisión del Mapa Geológico de España. Luego
pasa un año recorriendo las sierras de Teruel en busca de nuevas
minas y evaluando las ya abiertas. En 1870 es escogido para
formar parte de la comisión encargada de la realización del
Mapa Geológico de España, publicado en 1889. Le tocaron a él
las provincias de Toledo, Cáceres, Córdoba, Huesca, Navarra,
Jaén, Tarragona, León, Navarra, Palencia y la supervisión general.
Esta magna obra le hará viajar por todo el país.
En el año 1878 contraerá
matrimonio con Concepción Domingo y Roca, de la que tendrá dos
hijas. Entre 1880 y 1890 publica gran cantidad de artículos
sobre temas científicos, económicos, políticos y sociales y
sus ideas despiertan el movimiento conocido como Regeneracionismo.
En 1880 es nombrado catedrático de paleontología en la Escuela
de Minas.
En tiempos políticamente agitados
(exilio de Isabel II, reinado de Amadeo de Saboya y restauración
de la monarquía -Alfonso XII-), recorrió la península confeccionado
mapas geológicos y comprobando la pobreza de los pueblos. Publicó
8 volumenes de `Memorias Geológicas' (5.654 paginas) de las
provincias de Cáceres, Huesca, Córdoba, Jaén, Navarra, Tarragona,
León y Teruel. En 1875, recopila datos para hacer pública la
`Sinopsis de las especies fósiles que se han encontrado en España'.
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Los volúmenes de la Era Primaria, el
Jurásico y el Cretácico se publican entre 1878 y 1887. Se describen
unos 1.500 fósiles y figuran unas 200 láminas, dirigidos al público
en general, y en particular a los especialistas, como el monumental
`Catálogo de las espepecies fósiles encontradas en España', con 4.058
especies diferentes, publicado en Madrid en 1892 (más de 50 especies,
eran nuevas).
Puso especial interés
en la `Descripción física y geológica de la Provincia de Huesca',
redactada mientras formó parte de la Comisión del Mapa Geológico que,
publicado en 1870, sufrió interrupciones: se suspendió en 1872 por
falta de presupuesto del Tesoro y luego en 1875 por las guerras carlistas.
En 1877 se continúa, y ve la luz pública en 1878. Por méritos científicos,
ingresa en la Academia de Ciencias en 1897. Es propuesto para ministro
y alcalde de Madrid, pero rechaza esos honores, si bien cree conveniente
informar de sus ideas al rey en sus famosas Cartas aragonesas dedicadas
a Su Majestad.
  Los últimos años del s. XIX y
primeros del siglo XX, hasta su fallecimiento (casi octogenario),
llevó una vida de trabajo en la Escuela de Minas frecuentando
la amistad de otro ingeniero, Serafín Baroja (padre de Pío Baroja).
Sus artículos en el periódico `El Progreso' de 1875 fueron recopilados
en su libro `Los males de la Patria' publicado en 1890; en este
sentido, cabe considerársele precursor de Joaquín Costa.
En 1903 muere su mujer. De salud quebrantada,
se jubila en 1910; muere el 7 de Febrero de 1921 y se le entierra
discretamente, como había deseado en su testamento. Recibió las grandes
cruces de Isabel la Católica y Alfonso XII.
A Lucas Mallada se le olvidó
pronto; un homenaje póstumo hubo el día 3 de Mayo de 1925 en
Huesca, organizado por la Ciudad, la Academia de Ciencias de
Zaragoza y las Corporaciones del Instituto Geológico. Un monumento
sencillo, una lápida y un folleto (de Ricardo del Arco) fueron
entonces escaso testimonio de los suyos.
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