Monumental
iglesia
al Norte de la ciudad de Huesca
La iglesia y convento popularmente
conocidos como de "Las Miguelas", se encuentra al
Norte de la ciudad de Huesca, en la orilla derecha del rio Isuela,
junto al puente
de San Miguel, ya en la salida hacia
Sabiñánigo y Jaca por la carretera Nacional 330. La construcción
destaca especialmente cuando la contemplamos desde la Ronda
de Montearagón, más conocida como "el trasmuro" de la
ciudad. Evidentemente, la iglesia está dedicada al arcángel
San Miguel.
La construcción data del siglo
XII (año 1110), siendo el Rey Alfonso I El Batallador, quién
un día, yendo con sus vasallos, bajó de su caballo precisamente
en este lugar, para delimitar el terreno en donde debería de
erigirse una iglesia bajo la advocación de San Miguel, donando
las tierras a la catedral de Huesca para tal efecto.
A mediados del siglo XII ya estaba
terminado el templo. Poco después se remataría la torre, que
es de equilibradas proporciones. Anexo al templo, se edificaría
un convento. Dicho templo sufrirá con el tiempo distintas reformas,
como pueden apreciarse en la enorme cabecera y en el llamativo
ábside de estilos góticos. De su origen conserva tan solo la
torre románica y la nave central. Sería en el siglo XIV, cuando
se rehizo por completo el ábside, que muestra una muy interesante
combinación de espacios y volúmenes, de arcolios y contrafuertes
sobre planta poligonal, con un gran efecto y valor arquitectónico.
Hasta finales del siglo XV, una
vez al año, se reunía allí una asamblea de vecinos de Huesca
para tratar del gobierno de la ciudad; este grupo de ciudadanos
era conocido como El Concejo. En el muro Sur del templo, existe
una puerta semioculta por las edificaciones del convento, que
se denomina precisamente "del Concejo", ya que era precisamente
por donde entraban en la iglesia los componentes del Concejo
Ciudadano.
Desde el siglo XVII, la construcción
está ocupada por religiosas de la orden de las Carmelitas Calzadas
quienes residiendo en Sariñena pidieron y obtuvieron licencia
para fundar en Huesca.
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Fué en el año 1623 cuando
para su construcción se bendijo la primera piedra del
convento. Existen referencias de que próximo a la iglesia y
desde finales del siglo XII y aun en la Edad Media, había un
Hospital para enfermos y otro para leprosos.
El exterior del templo, resulta
armonioso, soberbio y robusto, luciendo unos recios contrafuertes
en el ábside y sus alargados góticos ventanales que le dotan
de una gran personalidad; todo ello junto a una pequeña plaza
en la que campea una cruz de término.
En el interior de la iglesia,
asombra la estrechez y gran longitud de la nave, con una cabecera
que es de indudable estilo gótico. A los pies, parece ser que
hubo un coro, del que solo queda el vestigio de una modesta
reja.
Este particular conjunto arquitectónico
provoca la sensación de bien cuidado; y junto con el puente
de San Miguel y las recientes obras de jardinería que han conseguido
mejorar el aspecto del rio Isuela, constituyen un fuerte atractivo
para el paseante, turista y aun del estudioso del arte y arquitectura.
El lugar, en definitiva, resulta
placentero y relajante, capaz de incitar a un conveniente paseo.
Sin lugar a dudas, en la ciudad se ha conseguido otro punto
más de atención para viajeros, turistas y paseantes.
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