Paz
y sosiego
en la Hoya de Huesca
Lugar de la provincia de Huesca,
perteneciente al municipio de Siétamo. Habitantes: 67. Altitud:.591
metros sobre el nivel del mar. Dista de Huesca 17 kilómetros
y el gentilicio es arbaniesano.
Se parte de la Hoya de Huesca para
encarar el Somontano. Puede llegarse por carreteras. La primera opción
es tomar el desvío a Loporzano nada más pasar el estrecho
de Quinto en la N-240. Dejando Loporzano a la izquierda, continuamos
unos quilómetros más hasta el primer desvió a
la izquierda. Una estrecha y sinuosa carretera nos acercará
a Arbaniés.
Otra opción es por Siétamo,
cuna natural del Conde de Aranda, historia viva de nuestra tierra.
La carretera secundaria recientemente ensanchada, a la izquierda,
se adentra en dirección Norte, hacia las cumbres serranas que
se encrespan al fondo. Primero llegará Castejón, después Arbaniés,
que le dará su apellido. El recorrido total, desde Huesca, es
solo de 17 kilómetros.
Se ofrece el pueblo con su trazado
irregulary edificios de tapial, reforzados con piedra sillar no muy
bien trabajada. La tierra ofrece todavía su rendimiento siendo esta
la causa de que parte de la emigración fuese contenida durante algún
tiempo, pero hace ya bastantes años que la población
descendió por debajo de los cien habitantes, cifra que se consideró
límite demográfico, indicador de riesgo para que el
pueblo mantuviese más viva su identidad.
La cruz de término, del siglo
XVIII, parece estar allí clavada para dar la bienvenida al visitante.
El pueblo, después, mostrará su casco urbano irregular, porque
las calles fueron trazadas según marcaban las conveniencias
del terreno. Luego, una amplia y hermosa plaza, donde la fiesta
grande tenga su protagonismo. Como complemento, otras plazas
pequeñas o replacetas, donde se animan las tertulias al caer
de la tarde, sobre todo en Verano. Las fiestas se celebran el
día 15 de Agosto, para la Virgen.
' La primitiva iglesia fue de origen
románico, del siglo XII, y constaba de una sola nave de tres tramos
cubierta con bóveda de cañón apuntado y ábside semicircuIar.
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Posteriormente, en el siglo XVI, sufrió la correspondiente transformación
para ampliarla a tres naves. De la misma época es la torre campanario,
que sube esbelta, a base de tres cuerpos, los dos últimos octogonales.
Se comprende que el siglo XVI
fuera de esplendor para el pueblo, como lo serían los siguientes
siglos. El declive comenzó en la segunda mitad del pasado siglo
XX. Sin embargo, no hay temor al futuro porque apenas a. 17
kilómetros de la capital es posible la vida.
Hay una ermita cercana, la de
San Silvestre. Fue levantada, según cuentan, hacia el siglo
XVIII, y se dejo caer por abandono. Es el destino de las ermitas,
en cuanto no reciben los cuidados necesarios: acaban muriendo
de aislamiento y soledad.
Ahora, los vecinos de Arbaniés esperan
cada año el mes de Agosto para reunirse todos, familias y amigos,
los que continúan alli y los que se fueron, que vuelven para las fiestas.
De fiestas a fiestas se renuevan las promesas. El futuro, según los
del pueblo, sigue estando en la tierra, en espera de manos que sepan
ganarlo.
Arbaniés resiste las despoblación
y lo demuestra con muchas de sus casas rehabilitadas y remozadas
en su aspecto externo e interno, como expresión de sus
ganas de vivir el presente.
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