Eclesiástico, escritor y
académico nacido en Graus
Nació en Graus en 1835 y falleció
en Madrid en 1895. Fué eclesiástico, escritor y académico; cursó
estudios en la Universidad Pontificia de Roma y la Santa Sede,
lo distinguió con una Prelatura Doméstica.
Al parecer renunció un obispado
por su defectuosa manera de andar, que él creía
no apropiada al cargo. Se dedicó activamente al apostolado y
fué consiliario de la Juventud Católica de Madrid, examinador
sinodal de los arzobispados de Sevilla y Toledo y director de
algún centro de educación privado.
También ejerció de protector
y mecenas de su sobrino Joaquín Costa en sus comienzos intelectuales
(1868), pues le ofreció un puesto de profesor en el Colegio Hispano
Americano de Santa Isabel y proporcionó ayuda económica; igualmente
encomendó a Costa el famoso pleito de La Solana (legado Remón-Bustillo),
que tantos quebraderos de cabeza habría de costar al jurisconsulto
aragonés.
Fue
académico de la de Ciencias Morales y Políticas, consejero de
Instrucción Pública y fundó en Madrid el periódico `El espíritu
católico' y la revista `La Lectura Católica' (fué su director),
siendo colaborador de los periódicos madrileños: `La Regeneración',
`La Lealtad' y `El Pensamiento Español'.
Se mostró así mismo
ardiente defensor del ideario tradicionalista y fruto de su
preocupación social, fué la creación de la Escuela de Artes
y Oficios en Graus.
Fundó diversas
asociaciones obreras y se le conoció como `Padre de los pobres'.
Obras suyas son: `La apostasía castigada', `Exégesis de los libros Santos'
(obra inconclusa), `Eberhardo ó el pensador de la germania' y `La crisis
religiosa, tiene en el Catolicismo su remedio más eficaz'; todas ellas dentro
de la línea de su pensamiento católico.
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Monseñor Salamero padecía una
constitución enfermiza, muy probablemente heredada, que le
obligó a desarrollar una actividad semioculta durante muchos
años de su existencia. Por ello, el Cardenal Ceferino González,
gran amigo suyo, le brindo oportuno hospedaje durante largas temporadas..
Algunos articulistas decían
de él: "sin moverse de casa habría podido crearse una
brillante posición política, sacando partido de sus liberalidades
públicas y privadas, sin número y sin tasa; pero la nobleza
de su carácter y su desinterés, que le hacía vivir sólo para
los demás, le impidieron entrar por semejante camino."
La villa de Graus le rindió un
impresionante homenaje el 19 de Marzo de 1891, muriendo en Madrid
el 30 de Diciembre cuatro años después.
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