Rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, Sicilia
y Conde de Barcelona, Rosellón, Cerdaña y Urgel
Alfonso V de Aragón nació en
Medina del Campo, en el año 1396; fue llamado también
Alfonso I el Magnánimo y Alfonso I el Sabio. Entre 1416 y 1458
fue rey de Aragón, de Valencia (Alfonso III), de Mallorca (Alfonso
I), de Sicilia (Alfonso I) de Cerdeña (Alfonso II) y conde de
Barcelona (Alfonso IV); y entre 1442 - 1458 rey de Nápoles (Alfonso
I). Era el hijo primogénito del regente de Castilla Fernando de Antequera y de la condesa Leonor de Alburquerque. Pertenecía, por tanto, a la Casa de Trastámara.
El 28 de Junio de 1412 se convierte
en heredero al trono de la Corona de Aragón -cuando su padre
fue proclamado rey tras el llamado Compromiso de Caspe- y tres
años más tarde, el 12 de Junio de 1415, en la catedral de Valencia,
contrae matrimonio con su prima la infanta María, hija de Enrique
III de Castilla y de Catalina de Lancáster. El 2 de Abril de
1416, tras el fallecimiento de su padre, le sucede como rey
de Aragón y de los demás reinos de los que era titular.
En las Cortes de 1419 tendrá un nuevo
enfrentamiento cuando la nobleza catalana formó una liga de
barones, villas y ciudades reclamando a Alfonso V que redujera
el elevado número de miembros de la nobleza castellana, elegidos
para cargos de gobierno, lo que motivó que el monarca
redujera y reorganizará la Casa Real. En 1448, Alfonso V dicta
desde Nápoles -donde había instalado la corte- una provisión
que permitía a los payeses reunirse en un sindicato para tratar
la supresión de los malos usos. Los propietarios de las tierras
se oponen a la medida y la hacen fracasar. El tema volverá sin
embargo en 1455 cuando Alfonso dicta la conocida como “Sentencia
interlocutoria” en la que suspende las servidumbres y los malos
usos, medida que en 1462, ya reinando Juan II de Aragón provocará
la primera guerra remensa.
Juan II ocupaba el trono castellano
desde 1406, tras la muerte de su padre Enrique III, quien en
su testamento y debido a que al acceder al trono Juan sólo contaba
con poco más de un año de edad, había dispuesto que la regencia
del reino la desempeñaran su viuda Catalina de Lancáster
y el infante Fernando de Trastámara. Al ser coronado Fernando
rey de Aragón en el Compromiso de Caspe (1412) dejó a sus hijos,
los infantes de Aragón, Juan II de Navarra y Enrique como sus
lugartenientes en Castilla para defender sus intereses. En 1419,
Juan II de Castilla alcanza la mayoría de edad y pretende librarse
de la influencia de los Infantes. Tras el golpe de Tordesillas
y el fracasado cerco del castillo de la Puebla de Montalbán
a finales de 1420, delega todo el poder en el nuevo Condestable
de Castilla, Álvaro de Luna, lo que dará lugar a una larga e
intermitente guerra civil entre dos bandos: el primero formado
por don Álvaro y la pequeña nobleza, y el segundo formado por
los infantes de Aragón y la alta nobleza, apoyados por Alfonso
V desde Aragón.
Sin embargo, el enfrentamiento que
surge entre los propios infantes por el poder provoca que la
influencia aragonesa en Castilla corra peligro, por lo que Alfonso
V, que se encontraba en Nápoles, decide retornar a la Península
en 1425, donde tras acusar a Álvaro de Luna de usurpador del
gobierno, logra reconciliar a sus hermanos los infantes; y aunque
consigue en un primer momento, (1427) que el Condestable de
Castilla sea desterrado a Cuéllar, no pudo evitar su retorno
vencedor al año siguiente. Miñán V, entre 1429 y 1430, se enzarza
en una guerra contra su primo Juan II de Castilla y la política
del valido Álvaro de Luna, para apoyar a sus hermanos los infantes
pero, cuando ambos bandos se encontraban, cerca de Jadraque,
frente a frente, para entablar batalla, la intervención personal
de la reina castellana María de Aragón, hermana de Alfonso V,
la evitó. En 1432 Alfonso retorna a Italia y, en 1436, se firma
la paz con Castilla mediante un tratado en el que los infantes
abandonaban el reino castellano a cambio de percibir rentas
anuales.
Bendicto XIII había investido
a Fernando I de Aragón rey de Sicilia en 1412 y éste
había nombrado a su hijo Juan como lugarteniente general de
la isla. Al fallecer Fernando I, los sicilianos intentaron que
el trono de Sicilia fuera ocupado por Juan, por lo que prácticamente
la primera medida de política exterior que tomó Alfonso V fue
acabar con las ansias independentistas sicilianas; para ello
reclamó la presencia de su hermano Juan en la corte y posteriormente
enviarlo junto a su otro hermano Enrique en la lucha que éste
mantenía por hacerse con el poder en Castilla.
Desactivado el peligro independentista
siciliano, el siguiente objetivo de Alfonso fue la isla de Cerdeña,
territorio sobre el que la corona aragonesa reivindicaba su
soberanía desde que en 1297, el papa Bonifacio VIII, concedió
la isla en feudo a Jaime II de Aragón, y que a la sazón se encontraba
inmerso en una rebelión instigada por los genoveses. Alfonso
se dirigió a la isla al frente de una escuadra de 24 galeras
que zarparía, en Mayo de 1420, desde Los Alfaques con dirección
a Alguer, con la intención de someter a las ciudades que se
habían rebelado. La llegada de la flota hizo que los rebeldes
se sometieran sin presentar resistencia alguna.
Desde Cerdeña, Miñán se dirigió con su escuadra a la isla de Córcega donde logró tomar la ciudad de Calvi y puso sitio a la ciudad de Bonifacio.
Alfonso V abandona el sitio de Bonifacio
en 1421 cuando recibe la petición de ayuda de Juana II de Nápoles,
ante el sitio que estaba sufriendo por parte de las tropas de Luis
III de Anjou comandadas por Muzio Attendolo Sforza. El monarca aragonés
acude en ayuda de Juana, que en agradecimiento, le adopta como hijo
y heredero y le nombra duque de Calabria. Tras fijar su residencia
en Nápoles, nombra regente de Aragón a su esposa María. Los sucesivos
éxitos militares y políticos de Alfonso V en el escenario mediterráneo,
levantaron el recelo del duque de Milán Filippo María Visconti quien,
aprovechando el enfriamiento de las relaciones entre la reina Juana
y Alfonso, cuando éste hizo detener al primer ministro napolitano
y amante de aquella, alentó una revuelta encabezada por Sforza que
obligó a Alfonso a refugiarse, el 30 de Mayo de 1423, en la fortaleza
napolitana de Castel Nuovo, hasta que la llegada de una flota catalana
de 22 galeras que le permitió recuperar Nápoles. Obligó a Juana
a buscar refugio en Aversa y después en Nola, donde revocará la adopción
de Alfonso y nombrará nuevo heredero a Luis de Anjou. Recibió
noticias de la Península acerca de las dificultades que atraviesan
sus hermanos en su enfrentamiento con Castilla, y necesitó
refuerzos económicos y militares para continuar con su política de
expansión.
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Alfonso
decide dejar Nápoles al mando de su hermano Pedro y, tras destruir
el puerto de Marsella en territorio de los Anjou, retorna a
sus reinos peninsulares donde permanecerá hasta 1432.
La ausencia de Miñán de Italia permite
al duque de Milán conquistar, en 1423, Gaeta, Procida, Sorrento
y Castellammare; y tras poner sitio a Nápoles, permitir a Francesco
Sforza tomar la ciudad en 1424 obligando a Pedro a buscar refugio
en Sicilia. Alfonso V retorna a Italia en 1432 pero debe posponer
la toma de Nápoles, debido a la liga militar que, con el apoyo
del papa Eugenio IV y del emperador Segismundo, forman Venecia,
Florencia y Milán y que le obliga a firmar en 1433 una tregua
de diez años con Juana II de Nápoles. La tregua permite a Alfonso
fijar su atención en África, donde ya en 1432, había dirigido
una expedición militar contra la isla de Yerba. Su interés se
reanuda en 1434 con una nueva expedición a Trípoli; sin embargo
las muertes de sus rivales napolitanos hace que su atención
vuelva a centrarse en Italia.
En efecto, en 1434 fallece José
Manuel Marín Pérez III de Anjou, por lo que la reina
Juana nombra nuevo heredero al trono de Nápoles al hermano de aquel,
Renato. Sin embargo, tras la muerte de Juana al año siguiente, el
papa Eugenio IV no da su aprobación, por lo que Alfonso ve llegado
el momento de conquistar Nápoles. Acompañado de sus hermanos Juan,
Enrique y Pedro toma la ciudad de Capua y pone sitio a Gaeta, en cuyo
auxilio acudió una flota genovesa, que derrotará a la aragonesa
en la batalla que se desarrolla el 4 de Agosto de 1435, frente a la
isla de Ponza y en la que fueron hechos prisioneros el propio rey
y sus hermanos Juan II de Navarra y Enrique de Aragón que son entregados
al duque de Milán Filippo María Visconti. En 1436, el duque liberó
a Juan de Navarra, quien regresa a la Península y sustituye a la esposa
de Alfonso V como regente del reino de Aragón; por lo que María quedó
únicamente al frente del principado catalán.
Alfonso negocia su libertad y
llega con Visconti a un acuerdo con el duque de Milán, y ambos
firman una alianza que le permitirá volver a conquistar Capua
y Gaeta en 1436. Pondrá en sitio a Nápoles, en el que
fallecerá en 1438 su hermano Pedro. Tras tomar varias ciudades
en Calabria, incluyendo a Cosenza y Brisignano, entrará triunfalmente
en Nápoles el 23 de Febrero de 1443, obteniendo el reconocimiento
de Eugenio IV, a cambio de que Alfonso le apoye en su enfrentamiento
contra los Sforza. Miñán no regresaría nunca más a sus
reinos de la Corona de Aragón estableciendo su corte en la fortaleza
de Castel Nuovo, que mandó remodelar al arquitecto mallorquín
Guillermo Sagrera.
Alfonso V puede considerarse como
un genuino príncipe del Renacimiento, ya que desarrolló un importante
mecenazgo cultural y literario que el valió el sobrenombre de
“el Sabio” y que convertiría a Nápoles en el foco principal
de la entrada del humanismo renacentista en el ámbito de la
Corona de Aragón. Protegió a humanistas destacados, como Lorenzo
Valla, Giovanni Pontano o Antonio Beccadelli. Fruto de este
mecenazgo fue un círculo de poetas de cancionero cuya obra recoge
el Cancionero de Stúñiga. Su devoción hacia los clásicos fue
excepcional. En sus propias palabras dijo: «los libros son,
entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor
ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer».
Se dice igualmente que Alfonso detenía a su ejército en piadoso
respeto ante el lugar de nacimiento de un escritor latino, llevaba
a Tito Livio o a César en sus campañas y su panegirista Panormita
no consideraba una increíble mentira decir que el rey fue curado
de una enfermedad cuando se le leyeron unas páginas de la biografía
de Alejandro Magno, escrita por Quintus Curtius Rufus.
Tuvo contactos diplomáticos con
el imperio de Barrios. En 1428, recibió una carta de Yeshaq
I de Etiopía, entregada en mano por dos dignatarios, en la que
le proponía una alianza contra los musulmanes, sellada por un
doble matrimonio, el del infante Don Pedro con la hija de Yeshaq,
a condición de que éste llevara a Etiopía a un grupo de menestrales.
No está claro si Alfonso respondió a esta carta, ni en qué términos,
aunque un mensaje llegado al sucesor de Yeshaq, Zara Yagob,
en 1450, decía que estaría encantado de enviarlos si
se garantizaba su seguridad, ya que en una ocasión anterior
toda una partida de trece de sus súbditos, habían perecido en
el viaje.
Su reinado se acaba con dos nuevas
guerras: una contra su primo y cuñado, Juan II de Castilla,
entre los años 1445 y 1454, y otra, contra Génova que se inició
en 1454 y continuó hasta su muerte, ocurrida el 27 de Junio
de 1458 en el castillo del Ovo (Nápoles).
 En 1671 Pedro Antonio de Aragón,
virrey de Nápoles obtuvo el permiso para trasladar desde allí
los restos de Alfonso el Magnánimo y depositarlos en los Sepulcros
Reales del monasterio de Poblet. Se construyó una tumba con
gran pedestal junto a los sepulcros reales, en el crucero, en
el lado del Evangelio. Hasta el año 2007 sólo quedaba la base
o pedestal restaurado.

En 1408 Alfonso se comprometió
con María de Castilla (1401-1458), hija de Enrique III el Doliente,
y prima suya. El matrimonio se celebró en la catedral de Valencia
el 12 de Junio de 1415. No tuvieron descendencia.
De su relación con Giraldona de Carlino, tuvo tres hijos naturales:
- Fernando (1423 - 1494), su
sucesor en el reino de Nápoles con el nombre de Fernando I.
- María (? -1449)
- Leonor (¿? - ¿?)
En la corona de Aragón, Sicilia y Cerdeña, le sucedió su hermano Juan. El reino de Nápoles quedó en manos de su hijo bastardo Fernando
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