Huesca temática

Número 163 - Diciembre de 2011 English language Menú pfrincipal


Adahuesca

Particular lugar
cargado de historia y leyendas

    Es una villa de la provincia de Huesca, situada en el somontano de Barbastro. Tiene unos 166 habitantes. Su altitud: es de 616 metros sobre el nivel del mar. Dista de Huesca 41 kilómetros. Gentilicio: adahuescanoy también aboscano.
     Hay que subir a la planicie tomando como referencia la sierra de Sevil, en pleno somontano; el río Vero por un lado y el Alcanadre por otro. La tierra ocre y a veces roja, se cubre con el gris de los olivos, o con el verde de los almendrales o con el amarillo casi transparente de los viñedos.
      Arriba se alcanzan los 616 metros de altitud sobre el nivel del mar. Pedro Arnal Cavero, nacido cerca de alli, en Alquézar, cantó como nadie el somontano oscense, a 17 kilómetros de Barbastro en este caso y a 41 de Huesca. En Adahuesca soplan vientos de llanura. El paisaje extiende su panorámica para abarcar toda la comarca. Jesús Conte Oliveros, natural de Abiego, ha escrito también lo suyo sobre estos pueblos que comparten afanes comunes, porque son herederos de una misma historia. La ruta es conocida, frecuentada en múltiples ocasiones como paso para otros lugares más alejados. Pero llega un momento en que es necesario reposar la andadura y detenerse en el primer pueblo que asoma a orillas de la carretera, cruce de caminos. La piedra da firmeza al paisaje y está presente incluso en las calzadas de los campos.
      El casco urbano es como una sorpresa, porque el pintoresquismo asoma por todos los rincones. Se estrechan las calles hasta casi juntarse en la altura a través de los aleros. En los edificios alternan la piedra y el ladrillo. Abundan los grandes portalones dovelados, con remate en arco de medio punto. A las calles les suceden las plazas o plazuelas, remansos para el Sol y las plantas que cuelgan de muchas puertas, balcones y ventanas. Vienen al recuerdo algunos nombres autóctonos, como se conocían a la plaza de la Villa, calle Baja, del Medio, del Portal, del Saco, de la Iglesia, del Hospital, de las Santas, ... Surge algún otro de bautismo más próximo, sin duda, dedicado a Juan XXIII. El resto es carretera, hasta donde asoman los edificios más nuevos.
     La iglesia parroquial, de aspecto catedralicio, es de estilo barroco, del siglo XVI. Preside la plaza, donde los edificios de rancio sabor se miden con otros de moderna factura. Hay escasa animación en las calles, por lo general excelentemente cuidadas. El arroyo de Alcantarilla, que cruza el pueblo, ya no da los sustos de antaño. En las proximidades se ha contado con tres balsas, conocidas por los nombres de los Fallos, del Pozallo y de los Valles. Adahuesca cobró fama -y la sigue manteniendo- por el martirio de Nunilo y Alodia, descrito así por Augusto Sánchez:
     «Existe la tradición de que el dia 21 de Octubre de 840 fueron martirizadas las niñas Nunilo y Alodia, de unos doce años de edad, que eran hijas de padre musulmán y madre cristiana. A la llamada Nunilo le dan también los nombres de Ninilón, Nunilona, Nunila, Nunita y Nuviliona. Su madre supo inculcarles la fe cristiana; y cuando, por desgracia, se quedaron huérfanas, un pariente de su padre quiso que renegaran de su fe y logró convertirse en tutor con plenos poderes para administrar sus bienes. Las dos niñas vírgenes defendieron con tanto ardor la fe de Cristo, que su pariente las denunció a Calaf, que era el juez musulmán residente en Alquézar. Éste las hizo comparecer ante él, y no encontrando en ellas motivo para castigarlas, las dejó en libertad. El pariente, ambicioso, las denuncio al valí Zumanhil, que era visir de Abderramán II en Huesca, el cual, con refinada crueldad, las mandó decapitar. Sus cadáveres fueron abandonados en un monte para que sirvieran de pasto a las aves de rapiña, pero éstas las respetaron en su totalidad. Al cabo de algún tiempo se dijo que de los dos cuerpos de las vírgenes mártires salian resplandores por la noche, y cuando este hecho llegó a conocimiento de Zumanhil, ordeno que arrojaran los cadáveres a un pozo».  Más información
     Llegando a este punto, la tradición señala, por una parte, que los cristianos extrajeron aquellos cuerpos del pozo y comunicaron el rescate a Íñigo Arista, quien dispuso que fueran cedidos al monasterio de San Salvador, de Leyre, según privilegio dado en 18 de Abril de 842; por otra, se dice que este traslado se verificó merced a la influencia de una infanta de Aragón casada con un jefe moro.



     El caso es que, posteriormente, algunas reliquias de las santas Nunilo y Alodia fueron cedidas a su pueblo natal de Adahuesca, donde construyeron una capilla en su honor.
     Conviene dejar la tradición en su sitio y las reliquias de las santas mártires expuestas a la pública veneración. El origen hay que buscarlo en la fe de un pueblo, que ha sabido asumir su historia remota.
     El actual bautismo del lugar tuvo sus antecedentes en Ahosca y Abosca. Su término municipal ocupa 6,60 kilómetros cuadrados. El agua, de suyo escasa, constituyó siempre un problema, si bien ha sido superado andando el tiempo, pero ya en el siglo XlI se registraron algunos pleitos por ese motivo, hasta que se suscribió el documento de concordia con Alquézar, el 13 de Mayo de 1148, sobre el azud y la correspondiente toma de aguas.
      En Adahuesca nació Antonio de Naya y Molina, primer barón de Alcalá. El título le fue otorgado por Carlos II, el 13 de Marzo de 1700. Posteriormente, Felipe V le concedió asimismo el título de marqués de Viñuales. Así, con los pies en el pasado, Adahuesca mira al futuro. Extiende su mirada por la amplia panorámica. Y peregrina al santuario de Nuestra Señora de Treviño, una joya del románico (monumento histórico-artístico) enclavada dentro del término municipal. El claustro conserva algunos detalles góticos, apenas perceptibles en nuestros días, por cuanto sufrió importantes destrozos. Guitart Aparicio recuerda que "tenía dobles columnas que soportaban arquerías rebajadas de ladrillo, fruto éstas de alguna reforma; subsiste la bóveda de crucería que protege la portada románica".

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    Para el 25 de Agosto llegan las ferias y fiestas. Entonces se anima más el pueblo. El Verano es allí, de cualquier forma, plácido y tranquilo, con posibilidades de excursionar a las sierras próximas.
    Los pueblos del somontano tienen la vida asegurada. Buscaron el término medio para su asentamiento, a mitad del camino entre las tierras altas y las bajas. La historia se repite como una constante, forjada día tras día, con los recuerdos y tradiciones sucediéndose con impulso renovador.
    En la solana del atardecer, algún anciano puede rememorar esa historia viva que a todos abarca y compromete. ¿De qué sirve mirar la lejanía si nos olvidamos de lo que tenemos delante mismo, al alcance de la mano?. Adahuesca llevó su caserio donde la panorámica se abre a los horizontes totales. Desde allí se alcanza a ver cuanto uno precisa para satisfacer su necesidad.
     Un moderno Centro de Interpretación de Leyendas y Tradiciones de Adahuesca se ha preocupado de mostrar qué es y qué ha supuesto la localidad por su contenido histórico y social. Se encuentra en la Plaza de San Pedro, s/n. Está abierto en horario de Verano: de 10 h. a 14 h. En Invierno: de 10 h. a 14 h. Sábados y Domingos: todo el año Semana Santa, Navidad y puentes. En Verano desde el 1 Julio al 15 Septiembre. Se cierra los Martes. El teléfono de información es: 974 30 83 50.
     Adahuesca cumple a la perfección su papel de atalaya y punto de partida para excursiones a la inmediata Sierra de Guara. A tal fin, los establecimientos de hostelería existentes en el lugar, como casas de Turismo Rural y restaurantes, están perfectamente preparados para cubrir las necesidades más exigentes.

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 Alfonso Zapater  Ver fotografías del lugar   Manuel Tomé *  Alfonso Zapater
** Manuel Tomé Bosqued



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