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La Semana Santa
La Fiesta religiosa
por excelencia, es el Jueves Santo, por la institución de la Eucaristía, en
la Santa Cena. De otra parte, el Viernes representa el Dolor por la crucifixión.
Mientras que el Sabado, supone la Gloria por la Resurrección; y el Domingo la
Pascua.
De un modo general, las devociones son centradas en
los MONUMENTOS, con la exposición de Jesús Sacramentado, visitándose
un número ritual de veces (habitualmente 7). Se
cubren los retablos e imágenes con telas moradas; se sustituían los toques de
campana por las carracas o `matracas'; se imponían ritos de silencio y se eliminaban
las demostraciones festivas y paganas; al mismo tiempo se prodigaba la práctica
de ayunos y abstinencias.
A partir del siglo XVII, las típicas PROCESIONES, se
convertirán en manifestaciones espectaculares con imagenes realistas de cada
uno de los momentos de la Pasión, evocadas en los llamados "pasos".
Las órdenes mendicantes y "terceras" las inauguran hacia el año 1600
y a los penitentes que desfilan con capuchas, se les da el nombre de "terceroles";
en principio, estas procesiones se realizaban en el interior de las iglesias.
Más tarde se harían públicas por las calles. Se derivan de las
escenificaciones del Via Crucis a las que se les unen los tambores (típicas
las de: El Encuentro, y Santo Entierro). Huesca celebraba misereres (documentados
en el s. XVI) con una procesión `de mazos' en la que los chiquillos hacían ruido
rompiendo cajones, para "matar a los judios".
Las típicas ramas de olivo se bendecían el Domingo
de Ramos -primer Domingo de la Semana Santa-; las palmas se usarán
desde final del siglo XIX. Era costumbre este festivo estrenar algo (ropa generalmente)
y se decía: "El Domingo de Ramos, quien no estrena, no tiene manos".
* Recopilado de diversas fuentes por M. Tomé