B. Paraiso
Defensor de "lo aragonés"
Nació en Laluenga el 14 de Junio de 1849
y murió en Madrid el 29 de Abril de 1930. Fué hijo de un maestro de las
primeras letras y siguió enseñanzas escolares en el Instituto de Huesca.
Para continuar sus estudios, se trasladaría
a Zaragoza, pero poderosas razones económicas le obligarían a abandonarlos,
dedicándose a trabajar en oficios para, al fín, colocarse de escribano
en el Juzgado del Pilar.
Obtendría la Licenciatura en Medicina
en la Universidad de Zaragoza (en plena revolución de 1868) aunque demostró
un mayor interés por el mundo de los negocios. Así fue que
se asoció a Tomás Colandrea en 1876, poniendo en marcha una fábrica
de espejos, conocida por La Veneciana, la que tendría un gran éxito
y a no tardar, una sucursal en Madrid y otra en Sevilla.
Basilio era defensor del ideario republicano
y perteneció al partido de Ruiz Zorrilla, dedicándose enteramente a la
gestión empresarial desde los comienzos de la Restauración; llegó incluso
a los puestos directivos del Centro Mercantil y de la Cámara Oficial del
Comercio y la Industria. De esta última fué su presidente, desde 1893
a 1919 en que dimitió por problemas de salud, fijando su residencia
en Madrid, aunque continuó con carácter honorario, hasta 1930; demostró
una importante actividad como publicista y una gran capacidad de organización.
En 1895 intervino como accionista fundador
de la sociedad editorial Heraldo de Aragón. Es a finales de 1898, cuando
se celebra la Asamblea de las Cámaras de Comercio en Zaragoza bajo su
presidencia, coincidiendo con el `mensaje-programa' elaborado para ese
mes en Barbastro, por la Cámara Agrícola del Alto Aragón que preside Joaquín
Costa. Una nueva convocatoria de ésta (1899), da paso a la Liga Nacional
de Productores, que más tarde se integraría, en Valladolid, con las Cámaras
de Comercio, creando La Unión Nacional, cuya dirección compartirían Paraíso,
Costa y Alba.
En 1901 conseguía un escaño en el Congreso
de los Diputados, pero las disputas internas, entre el directorio de La
Unión junto al juego parlamentario, condicionó la disgregación, no presentándose
a las urnas en 1903.
|
Su destacada participación en la organización
de la Exposición Internacional Hispano-Francesa de 1908 (Primer Centenario
de los Sitios) le hizo ganar el título de hijo adoptivo de Zaragoza al
tiempo que se le nombraba senador vitalicio por el gobierno de la nación.
Con la intención de estimular el comercio
exterior, viaja a Marruecos en 1910 para conocer la penetración mercantil
de Tánger y Tetuán (los dos mercados más importantes del suelo africano
en ese momento). En su opinión, era indispensable la intervención del
Estado regulando las tarifas de los ferrocarriles de Aragón, o se vería
imposibilitado para dar salida a sus productos si no había un medio barato
de transporte.
En 1916 (Primera Guerra Mundial), fué nombrado
por el conde Romanones, presidente del comité ejecutivo de la Junta Central
de Subsistencias (regulaba la producción, el nivel y el precio, en el
comercio), pero dimitió en 1917 a causa de divergencias con el propio
gobierno que llevó a Garcia Prieto a la Presidencia del mismo. En la década
de 1920, aunque viejo, desempeñó importantes funciones:
dirección del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación;
vocal del Consejo Superior Ferroviario; artículos y colaboraciones de
prensa.
Fué enemigo de homenajes y condecoraciones
y ardiente defensor de todo lo aragonés.
§§§§§§§§§§----------------
|