Impresionante
arquitectura
que guarda un retablo mayor sorprendente
Precedentes romanos e islámicos
El extenso edificio que constituye
la Catedral va a reunir en su arquitectura una parte significativa
de la historia de Huesca. Al igual que en otros lugares, la fábrica
de la Seo va a contemplar en su construcción la sucesión de los
estilos, en un proceso evolutivo que continuará a lo largo de los
siglos, forjando en su traza el empeño de quienes desearon plasmar
en cada época su aportación al edificio más emblemático de la ciudad.
En la Catedral se dan cita orígenes y propuestas cuya lectura supone
un transcurso que supera con creces el análisis de la arquitectura
y se adentra en aspectos mucho más ceñidos a la evolución de la
estructura urbana oscense. Así, cabe suponer la existencia en su
solar de un antiguo templo pagano, emplazado precisamente en el
lugar más propicio de la hipotética acrópolis de la Osca romana.
No han llegado hasta nosotros sus vestigios, como tampoco tenemos
noticias de la primitiva iglesia visigoda que Huesca debió poseer.
Sabemos, en cambio, que la actual fábrica de la Catedral se alza
sobre la Mezquita Mayor musulmana, cristianizada tras la conquista
de la ciudad en 1096, y consagrada en 1097. De hecho, su planta
cuadrada actual va a adaptarse a la traza islámica, cuyo único vestigio
conservado corresponde a un sencillo arco de herradura, cercano
al claustro, y localizado en los vestigios del antiguo Palacio Episcopal.
Época inicial. 1097-1295
Durante el siglo XII, y mientras
la Mezquita Mayor musulmana desempeñaba sus funciones de acogida,
habilitada como templo cristiano, va a configurarse el germen de
la futura Catedral. Fue un ámbito orientado hacia el Norte y situado
en el entorno de su claustro románico. Un conjunto formado por un
atrio con tres arcadas, preámbulo del espacio interior, junto al
que se trazaba la amplia sala capitular y el Palacio Episcopal,
del que se conserva aún una sencilla puerta románica. Más adelante,
a principios del siglo XIII, va a construirse una escueta fábrica
románica, dedicada a Santa María de los Gozos, situada entre
el Palacio Episcopal y el atrio, cuyo acceso va a coincidir con
la puerta que comunica en nuestro tiempo el claustro gótico con
el crucero de la Catedral. De aquélla se conservan algunos vestigios,
incluidos en el claustro actual. Será Jaime I, a instancias del
obispo Jaime Sarroca, quien promoverá la construcción de la fábrica
definitiva, iniciada en 1275.
Ejecutada en estilo gótico y orientada
hacia Levante, la nueva traza va a ver culminado su testero en 1295,
compuesto por cinco ábsides poligonales, mayor el central y dispuestos
los menores dos a cada lado. Al mismo tiempo, entre 1296 y 1304
va a tener lugar la construcción de las naves laterales y las capillas,
sufragadas éstas por diferentes familias de la ciudad que tuvieron
en ellas sus enterramientos.
Estructura interior. 1295-1536.
Juan de Segura, 1536 (Sacristía)
La traza general del templo está
compuesta en cruz latina, con capillas laterales y tres naves de
cuatro tramos además del crucero, de mayor anchura y elevación la
nave central y el crucero. Un espacio interior de magnífica proporción,
favorecida por los arcos apuntados de sus naves. La fábrica se apea
sobre columnas cilíndricas con baquetones, y sus vanos se cubren
mediante bóvedas de crucería estrellada en la nave central y el
crucero, y de crucería sencilla en las naves laterales. La iluminación
se produce mediante vanos apuntados con tracería gótica en los lienzos
laterales de la nave principal y en las caras del ábside mayor,
y circulares en los testeros del crucero.
Adosados a los ábsides aparecen los
espacios correspondientes a sus dos sacristías; la más antigua,
construida en 1307, presenta su traza gótica cubierta por bóveda
de crucería, y sirve de antesala a la más reciente, situada tras
el ábside mayor, componiendo una magnífica fábrica renacentista
proyectada en 1536 por Juan de Segura, cubierta mediante bóveda
estrellada apeada sobre capiteles y columnas.
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Época gótica (1295-1515). Guillermo
1337 Inglés.
Juan de Olózaga, 1493.
En ambos extremos
del crucero se abren puertas laterales; al Norte, la antigua puerta
de la primitiva iglesia románica, con sus arquivoltas sobre capiteles
y su tímpano, sirve de acceso al claustro gótico; la del Sur, de
traza gótica, forma un atrio cubierto por bóveda de crucería, que
abre a la calle del Palacio.
En la primera fase de la construcción,
la estructura general del templo se elevó hasta la altura de las
naves menores; la torre del campanario, de planta cuadrada en su
tramos inferiores y ochavada en los superiores, se concluyó hacia
1310, fecha en que las obras se detuvieron. Más tarde, en 1337,
se procede a la ejecución de una techumbre provisional de madera
en la nave central y el crucero. Es entonces cuando va a construirse
el cuerpo bajo de la fachada principal, obra de Guillermo Inglés,
que contiene un magnífico pórtico, definido por siete arquivoltas
ojivales, repletas de imágenes talladas a lo largo de su traza y
culminadas en gablete con rosetón superior. Es un conjunto flanqueado
por catorce esculturas, que acompañan un hermoso tímpano presidido
por la imagen de la Virgen.
En el dintel se tallan los emblemas
de la ciudad, de Aragón y del obispo López de Azlor. En 1405 se
inicia la construcción del inconcluso claustro gótico, compuesto
por bóvedas de crucería sencilla, y en 1493 Juan de Olózaga se ocupa
de la continuación de las obras del templo, elevando los muros de
la nave central, del crucero y del ábside mayor. En el exterior
se construyen los arbotantes y el cuerpo superior de la fachada
principal, de estilo gótico florido, definido por su óculo central,
sus ventanas geminadas laterales ciegas y sus pilares fasciculados
terminados en airosos pináculos.
Adiciones y renovación interior.
1520-1788
Damián Forment, 1520 (Retablo)
Pedro de Ruesta, 1622 (Capilla
del Santo Cristo)
Aunque en marzo de 1500 se dan por
finalizadas las obras de la Catedral, todavía van a proseguir una
serie de adiciones que contribuirán a su remate. Así, en el ábside
mayor, cubierto por bóveda nervada, va a construirse entre 1520
y 1533 el magnífico retablo de alabastro que preside el presbiterio,
ejecutado por Damián Forment, con factura semejante al del Pilar
de Zaragoza. Además, en 1574, va a señalarse la división entre los
dos cuerpos superpuestos de la fachada principal, mediante un poderoso
alero entramado sobre ménsulas de madera, que supone un corte horizontal
singular y contribuye a fijar las proporciones de las piezas que
componen el frontis.
Queda así culminada la imagen exterior
del templo, con su esmerada construcción en sillería, acabada muestra
gótica de los diferentes periodos que señalan su imponente fábrica.
En el interior, merece ser destacada
la capilla del Santo Cristo, situada en el antiguo ábside del extremo
del lado del evangelio, cubierta mediante cúpula y construida según
pautas manieristas por Pedro de Ruesta en 1622. También cubiertas
por cúpulas, las capillas de San Orencio y de San Joaquín son ejemplos
de decoración barroca construidos en 1646 y 1655. El resto de las
capillas, casi todas renovadas a lo largo del Barroco, se cubren
con crucería y las de los brazos del crucero mediante cañón apuntado.
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