Huesca temática

Número 84. Mayo de 2005 English language Menú pfrincipal


Pozos de nieve

Antiguas neveras,
almacenes de hielo en la provincia


      El uso y consumo de la nieve y del hielo es un comercio apenas conocido para la inmensa mayoría de las gentes que pertenecen a las últimas generaciones. Sin embargo, en el periodo de tiempo incluido entre los siglos XVI y XIX fue una de las actividades importantes y también beneficiosas en cuestión económica para algunos concejos y particulares.
     Según historiadores, el consumo de bebidas frías tiene su origen en el área mesopotámica hace unos 4.000 años. En la Grecia clásica el uso de la nieve es una práctica habitual, así como en la época de esplendor de Roma; los escritos relatan los enfrentamientos ocasionados por culpa de la nieve, unos a favor de utilizarla para el tratamiento de diversas enfermedades y otros mirando con recelo su uso, considerando un amplio cuadro de males que podía acarrear. Avanzando en el tiempo, aparecen documentos en la literatura musulmana que ofrece abundante documentación sobre el tema. A partir del siglo XV, el consumo de la nieve comienza a ser común entre la nobleza, las clases elevadas y el clero. Es la fase inicial de un importante comercio que tuvo su auge a finales del siglo XVI y manteniéndose a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX.. La llegada de los avances tecnológicos y, como consecuencia de ello, la elaboración del hielo industrial cortó en seco este importante comercio.

      Las neveras en la provincia de Huesca
      A lo largo de los siglos nombrados, la gran demanda de este producto llevó consigo la construcción de numerosas neveras o pozos de nieve en nuestra provincia tanto en la montaña como en la tierra baja; se pueden diferenciar en dos apartados:
      Las neveras de "abastecimiento" se sitúan en las montañas. Las formas son generalmente cilíndricas, de paredes verticales: las cubiertas son las partes menos conocidas, algunas disponen de techo abovedado igualmente de piedra; otras se cubrían con ramas y tablones y se sellaban con lajas de piedra. En ellas se recogía la nieve a lo largo del invierno aprovechando las nevadas, ese era el momento que aprovechaban los obreros especialistas para llenar el pozo en capas de unos 40 ó 50 cm. de grosor separadas entre sí con paja. Se desempozaba en los meses de estío para transportarlas a la tierra baja cuando era solicitada. El traslado se efectuaba con caballerías en serones y cuando llegaba al destino, se pesaba y se comprobaban las condiciones de calidad y limpieza. A partir de entonces, se guardaba en lugares apropiados para su distribución.
     Las neveras de "producción" eran las construidas en los cascos urbanos. Tenían varias utilidades y su función era guardar la nieve bajada de los pozos de montaña y, por otra parte, producir hielo y conservarlo para su posterior consumo; para esto último disponían en las cercanías de balsas donde se formaba el hielo que era introducido prensado en el interior del pozo. Estas neveras denominadas de "producción" respetan en ocasiones las formas cilíndricas de las localizadas en las montañas, pero tienen también plantas cuadradas.

      El comercio en la provincia de Huesca
     La distribución de la nieve a los lugares de venta era compleja, dada la naturaleza del producto; de todas formas, se consiguió una distribución ágil. Como ejemplo, la ciudad de Huesca, cuyo centro de distribución se encontraba en el Pasaje de la Nevería -desaparecido recientemente-, establecía unas reglas rígidas; la nieve en perfecto estado, se vendía sin interrupción desde el domingo de Pascua hasta Todos los Santos.

     Los horarios de venta eran severos, excepto para casos de enfermedad, para los que se podía vender a lo largo de las veinticuatro horas del día. Los precios variaban en función de que el comprador fuera residente o forastero y las multas sancionaban cualquier infracción de las leyes establecidas.
      Barbastro, con dos grandes pozos situados en la población, era una de las ciudades donde mejor se contemplaban las características de distribución del comercio de la nieve y del hielo. Documentalmente se conocen las fuertes multas que recaían sobre los abastecedores en el caso de que faltare en la ciudad el producto. Tampoco podía faltar la nieve los días que se "corrieren toros" en la ciudad donde, además, el arrendador tenía que poner a disposición de los "señores prior y jurados una carga de nieve". Tampoco se permitía que ningún "vecino ni extranjero pueda vender ni entrar niebe o yelo sino tan solamente el arrendador que será de dicha niebe". En ningún caso podía faltar en las fechas en que se celebraban Cortes. Son algunos extractos de las peculiares características que tenían los protocolos de arrendamiento de la nieve.

      Las redes de distribución
     La red de pozos de nieve-hielo abarca prácticamente todo el territorio provincial. La ciudad de Huesca disponía de varios pozos repartidos en las sierras situadas al norte de la capital que servían de abastecimiento al Hospital Provincial y al centro distribuidor de la Nevería.
      Toda la sierra de Guara está poblada de pozos -estando documentados la mayoria de ellos- destacando los de la Sierra de Sevil y zona de Rodellar; la nieve conservada en ellos se repartía entre las poblaciones de Adahuesca, Alquézar y Barbastro, entre otras poblaciones. Igualmente se conocen documentos del abastecimiento de Monzón con producto traído de los pozos de Benabarre, Calasanz, Fonz, Camporrells, etc. La ciudad de Jaca se servía no sólo de la nieve del Pirineo, sino de las neveras construidas para tal fin en las cumbres del Monte Oroel. La tierra baja de la provincia disponía de varios pozos en distintas poblaciones, distribuidos de forma que cubrían el abastecimiento en el sur de la provincia.
 Plaza de San Pedro
      Resumen
     Sirvan estas líneas para recordar la importancia que tuvo en épocas pasadas la utilización de la nieve y del hielo, no sólo para conservar alimentos, sino también para diversos tratamientos terapéuticos. Olvidado hasta hace pocos años, las últimas investigaciones han despertado interés por el tema; no sólo a nivel de conocimiento en general, sino igualmente a través de distintos organismos oficiales. Como consecuencia de ello, son varios los pozos neveros que están siendo rehabilitados en la provincia y otros pendientes de recuperación. Actuaciones que deben seguir adelante con dos objetivos claramente definidos: dotar a estas construcciones de una protección oficial y concluir el catálogo descriptivo y documental de la red de neveras en nuestra provincia.

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* Cortesía de D. Pedro A. Ayuso



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