Señorío
secular,
aldea de incierto futuro
Este lugar de la provincia de Huesca,
pertenece al Ayuntamiento de Biscarrués. Su altitud es de 458 metros
sobre el nivel del mar y dista de Huesca 39 kilómetros. El gentilicio
es "eresino".
Durante siglos, la aldea de Erés fue de
señorío secular, donde actuaba como alcalde el de Ayerbe. También, en
otros momentos dependió de Murillo de Gállego, por lo que el lugar quedó
inscrito en la provincia de Zaragoza, como lo prueba el hecho de que incluso
llegó a ser sobrecudilla de Tarazona entre los años 1495 y 1646.
Por último, de 1711 a 1833 figuró como corregimiento de Huesca. Pero formó
Ayuntamiento propio en 1834, uniéndose a Biscarrués en 1845. Fue
una corta vida municipal la suya, ya que la escasa población censada no
podía permitirse el dispendio que suponía mantener su independencia municipal.
Madoz dio cuenta, en 1848, de 12
casas y 58 almas. Sin embargo, en el censo de 1857 figuran ya 86
habitantes. Actualmente son una quincena que ocupan media docena
de casas.
Erés se emplaza al norte de Biscarrués,
sobre la margen izquierda del río Gállego, cuyas aguas comienzan
a remansarse justamente ahí, por el efecto de la presa de
Ardisa. Es lindante con la provincia de Zaragoza; y tan solo basta
con ganar la otra orilla del cauce para cambiar a esa provincia.
Cuentan que en tiempos, el alguacil notificaba a los vecinos, asuntos
municipales desde el farallón de la orilla derecha del rio,
para evitar tener que dar rodeos hasta el lugar. Lo hacía
desde una enorme losa que hacía de plataforma y que llamaban
"a piedra gritadera".
El pueblo sitúa su núcleo urbano
al borde de una garganta, pero en un terreno llano. La verdad es
que tan sólo se trata de una ancha y limpia calle, con la plaza
en un extremo y la iglesia parroquial en otro. No cabe mayor síntesis
de un pueblo, representado, generalmente, por esos tres únicos elementos:
una calle, una plaza y una iglesia.
La amplitud de la calle permite a
los vecinos desenvolverse a gusto, quienes nunca supieron de apreturas,
pues los edificios buscaron su expansión a lo largo de la vía urbana,
en lugar de apretujarse en torno al edificio de la parroquial, que
queda ciertamente, un tanto apartada. Llama la atención la
"entrada al pueblo", que tiene nada más que la
anchura de la estrecha carretera que permite su acceso; es apenas
un hueco sin aceras entre dos edificaciones. Una vez rebasada esa
entrada, en el centro de la plaza, un pozo y una pequeña
pila nos hablan del pasado; la llegada del agua corriente a las
viviendas, los convirtió en silenciosos testimonios.
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La iglesia está dedicada a San Jorge,
patrón de Aragón. Es obra del siglo XVII, compuesta por una sola
nave cubierta con bóveda de cañón. La torre es posterior, pues fue
levantada en 1886, con sus dos cuerpos de piedra sillar.
Desde el
enclave de la iglesia, las vistas panorámicas son impresionantes,
permitiendo ver todos los conglomerados calizos del "reino
de los Mallos", con el notable protagonismo de Riglos.
Aunque en algunos documentos y libros
figura escrito Erés (con acento, como palabra aguda), los vecinos
la pronuncian llana, por eso mismo Alfonso Zapater pensó
en la conveniencia de suprimir el acento y dejar el topónimo como
los propios vecinos de Erés, en aquellos años, lo querían.
Erés, pese a la brevedad del pueblo, resulta
un agradable lugar con encantos, tanto por su enclave geográfico, que
ofrece desde las aguas del rio Gallego y las bellas panorámicas de los
mallos de Riglos, hasta la familiar hospitalidad de sus escasos habitantes,
de la que algunos hacen gala a la vieja usanza, y no dudan un segundo
en ofrecer casa y alimentos para agasajar al visitante.
El lugar, aun siendo tan pequeño,
no ha renunciado a disfrutar de piscina municipal y club social.
Lógicamente, Erés celebra su fiesta el 23 de abril, en
honor de San Jorge, que ejerce el doble patronazgo de la
iglesia y el pueblo.
Inevitable resulta describir Erés
sin hacer mención de su amenazado futuro, pues sus tierras,
desde hace muchos años ya, corren riesgo de ser inundadas
por la creación de un pantano. Las opiniones en este punto,
lógicamente están divididas, por cuanto los intereses
personales son muy dispares.
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