Nobiliaria
villa del Somontano.
Es Villa de la provincia de Huesca,
situada en el somontano.Tiene algo más de 400 habitantes.
y su altitud es de 543 metros sobre el nivel del mar. Dista de Huesca 23 Kilómetros.
y su gentilicio es angüesino o angüesano.
El viajero suele detenerse con
frecuencia en la carretera, que a su paso por Angüés, en dirección
a Barbastro, se convierte en calle, con edificios en ambos lados.
La parada se justifica, en este caso, por los comercios que ofrecen
sus exquisiteces peculiares allí mismo, en otros tiempos sacando
sus típicos productos a la calle, sobre la acera, como una prolongación
del escaparate. Luego es obligado comprar pan y tortas, que gozan
de merecida fama.
Después de sucesivas curvas y llanuras,
el paisaje se eleva sobre un llano más, en el que se remansa el
casco urbano de Angüés, presidido por la torre de su parroquial,
de atractiva silueta, que marca la transición al gótico.
Angüés, con solo 23 Kms de distancia a Huesca, la capital, es
cruce de caminos para Antillón y Pueyo de Fañanás, a un
lado, y el monasterio de Casbas, por otro. Más allá, se encuentra
el de San Cosme y San Damián. Para ello hay que adentrarse en
dirección a la sierra de Guara. Junto a la carretera espejean
las aguas de una balsa, que antaño sirvió para remediar
no pocas necesidades. Hoy es ornato, aunque el ganado pueda acudir
a saciar su sed. A continuación, el silo, demostración
palpable de la importancia cerealista de la zona. Y el bar, la
fonda y la estación de gasolina. Lo dicho, el viajero tiene sobrados
motivos para detenerse.
El casco urbano se mete hacia adentro,
encarando a la sierra. Desde la carretera resulta imposible adivinar
el trazado de las calles y plazas, no exento de pintoresquismo.
La arquitectura se ennoblece con edificios de corte renacentista,
fieles al clásico estilo aragonés, con grandes portaladas y dinteles
de piedra. La mayoría de ellos datan de principios del siglo XVIII.
Los dinteles labrados dan testimonio de los años que van de 1700
a 1720.
Relata la historia que Angüés,
hermosa villa reconquistada a la morisma en el año 1093 por Sancho
Ramirez, tuvo su castro fortificado. Andando el tiempo contó
con entidades propias de población, actualmente desaparecidas,
tales como Armillas, Macones, La Torraza y La Castena.
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La plaza Mayor se presta a una
detenida contemplación, por su especial estructura y la
monumentalidad de los edificios. Sobresale, como es natural, la
iglesia parroquial de la Purificación de Nuestra Señora,
que consta de tres naves, la central románica del siglo XII, y
las laterales del XVI. A los pies se alza la esbelta torre de
tres cuerpos, de origen románico en su base y gótica del siglo
XVI en su final. Se levanta con planta cuadrada, para rematar
de forma octogonal, el cuerpo superior es más pequeño y está escoltado
por cuatro pilastras.
Jardines y plantas ornamentan las plazas y las calles.
Algunas de las vías conservan sus antiguos nombres. Tal
sucede con la calle Baja, la del Medio y la de las Eras.
Manda todavía la llanura, y así será hasta llegar a Casbas.
En el camino viejo de Casbas se
contemplaba una fuente excavada en la tierra, con larga escalinata
de acceso y tres camaras subterráneas. La tradición asegura
que se trata de una fuente árabe.
Se ve cuidado el pueblo. La verdad es que constituye
una sorpresa para el viajero, que hace un alto todo lo más
en la carretera y se olvida de adentrarse en el interior del
casco urbano. Cierto que la carretera cumple como calle
principal, y a ella han salido casi todos los servicios públicos.
Tan solo el Ayuntamiento continúa siendo fiel a la
plaza Mayor.
Hay varias ermitas distribuidas
por el término municipal, dedicadas, respectivamente, a San Blas,
San Miguel y San Marcos.Para San Blas, se celebran fiestas el
primer domingo de Octubre.
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