En
la Hoya de Huesca
lindante al Somontano Barbastrense
Es un lugar de la provincia de Huesca,
perteneciente al municipio de Siétamo. Tenía 57 habitantes
en el año 2003. Su altitud es de 518 metros sobre el nivel del mar.
Dista de Huesca 19 kilómetros. Gentilicio: liesano.
El desvío para Liesa surge al poco
de pasar Siétamo, en ruta hacia Barbastro, a la izquierda. Desde la
capital, el recorrido es tan sólo de 19 kilómetros. Se está dentro
de la Hoya de Huesca todavía, pero pisando ya en Somontano. Se trata
de una zona altamente representativa, tanto por su historia como por
sus monumentos. El viajero no quedará defraudado en ningún caso. El
paisaje rompe la monotonía del llano, con las estribaciones de Guara
al fondo. Se perfilan las barranqueras, escasamente profundas pero
amplias y generosas las más de las veces..
El trazado del casco urbano es
bastante irregular, distribuido en tres plazas y siete calles.
No faltan las casas con arco de medio punto y dovelas enmarcando
la puerta de entrada, balcones y ventanas de madera torneada.
La piedra de sillería está presente en los zócalos y en las
esquinas; el resto suele ser de tapial o de mampostería. Escudos
nobiliarios destacan en algunas fachadas. En 1834 alcanzó su
independencia municipal y se constituyó en Ayuntamiento, hasta
1970-1980, en que se unió a Siétamo. Su primera mención
aparece en el "Cartulario de Montearagón", entre Enero y Febrero
de 1104, con motivo de la concordia realizada por el obispo
de Huesca y el abad del mencionado monasterio. Medio siglo más
tarde, en 1153, el obispo Dobón de Huesca dio a Férriz toda
la iglesia de Liesa. Posteriormente, el 3 de Agosto de 1357,
Liesa pertenecía a Teresa Díaz de Mendoza. El 22 de Enero de
1389 era de Miguel de Gurrea, y en manos de esta familia se
verá el lugar en adelante. En el siglo XVI ostentaba el señorío
Juan de Gurrea, y en 1610, Gaspar de Gurrea, según Labaña.
La población llegó a superar los 200
habitantes ya en el siglo XIX -291 habitantes registró el censo de
1857-, para iniciar un alarmante descenso en la primera mitad del
pasado siglo XX. Hubo una primitiva iglesia románica, dedicada a San
Pedro, de la que hablan ya los documentos del siglo XII. Sus restos
se encontraron en un extremo del casco urbano, permaneciendo en pie
parte del ábside, el muro del lado del Evangelio, una capilla con
bóveda de cañón apuntado y pinturas murales del siglo XVI. La iglesia
parroquial que ha llegado a nuestros días fue levantada en 1642. La
torre campanario, sin embargo, parece bastante posterior, del siglo
XVIII.
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Cercana al pueblo, sobre una colina, se levanta la ermita de Nuestra
Señora del Monte, que fue declarada monumento nacional debido a
las importantes pinturas que conserva en su interior.
Su fábrica es del siglo XIII y consta de
una nave de tres tramos, con bóveda apuntada y de medio punto.
A los pies se eleva airosa espadaña. Las pinturas murales al temple
correspondían a inicios de los siglos
XIV y XV. Las del lado del Evangelio representan, en su
parte central, a San Vicente Mártir, y en los laterales se ve
representado el viaje de San Vicente y su obispo Valero
-entonces acólito- a Valencia, "con los correspondientes
episodios del joven diacono, que luce vestiduras eclesiasticas".
En el lado de la epístola se ve a Santa Catalina, con
escenas de su martirio y la apología del cristianismo ante
Majencio. Estas excepcionales pinturas, así como las letras
que aparecen debajo de algunas escenas, pertenecen
al más puro estilo gótico.
Liesa celebra varias fiestas: fiestas
Mayores a primeros de Agosto, el Martes de Pentecostés, en conmemoración
del hallazgo de unas reliquias que se habían confundido en la noche
de San Juan, en Foces. A esta conmemoración asisten, por lo regular,
los devotos de los pueblos vecinos. Luego hay otras fiesta pequeñas
en honor de San Sebastián, el 20 de Enero. Así mismo,
la cofradía de San Antonio abad celebra la fiesta de su titular.
El paso de la carretera por el pueblo,
es sinuoso, ceñido en curvas al entorno de la iglesia, de modo
que el viajero que va de paso a las localidades de Ibieca o Aguas,
poco puede imaginar que deja a su derecha el núcleo urbano
de un pintoresco lugar, digno de ser visitado.
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