Huesca temática

Número 2. Mayo de 1998. English language Menú pfrincipal

Barrio de la Judería de Huesca



La "Judaria" o barrio judío de Huesca, estaba situada al Oeste de la Ciudad, en los extramuros y entre la puerta del Ramián y la iglesia de San Ciprián. Se situaba pues, en lo que actualmente se conoce como Barrio Nuevo, entre la muralla de piedra que circundaba el núcleo urbano y el muro de tierra que cercaba el lugar en que los judios vivían. Este lugar podía permanecer cerrado, como lo testimonia un documento del año 1251, en el que Jaime I el Conquistador, permite a la aljama, cerrar sus puertas entre el Sábado Santo y el Domingo de Gloria, a fín de evitar el paso de los cristianos que se dirigieran a la iglesia de San Ciprián. Parece ser que hubo puertas en todas las bocacalles del barrio, conociéndose algunos de sus nombres, como son: la Puerta Mayor en la calle de Los Plateros, la de San Ciprián (ó De Las Fuentes) en las cercanías de esta iglesia; y la de Salceras.

El hecho de que existiesen tres sinagogas, apoya la hipótesis de que pudieron existir tres barrios o thoras; sin embargo, la documentación hallada, aunque coincide con las tres casas de oración, nos advierte de la concurrencia de un entramado de calles (Barrios o carreras) y callejones (callizos), de los que se conocen los siguientes: carrera mayor, barrio y callizo de Xixena, barrio de Amalbel, barrio de los Plateros, carrera de argentería, barrio de dona Marquesa de Fraga, barrio de la Sinagoga, barrio de los sederos, carrera de las Fuentes de la judería, barrio de San Cebrián, carrera de Amillyas, barrio de los albarderos, barrio de la Sinagoga Menor, cantón de la zabatería de los judios, y alcazaría. Quizá, alguno de los barrios citados, fué llamado Nuevo a principios del siglo XIV. La arteria principal de dicho barrio, era la carrera mayor, que se dividía en dos tramos, separados por la alcaicería o mercadiello. Era pues, una vía comercial que se iniciaba frente a la puerta del Ramián (abierta en plena muralla de piedra), y terminaba en el portal de San Ciprián. La alcaicería, podría estar a mitad de la calle, en una plazoleta conocida posteriormente como "plaza de las Berzas"

Calle S. Jorge (en Barrio Nuevo)

Hay dos documentos procedentes de la Abadía de Montearagón, de los años 1238 y 1279, en los que el Abad concede la propiedad de varias tiendas a judíos, a cambio de determinados tributos (entre 70 y 100 sueldos) al año. No obstante, esta Abadía no monopolizaba las tiendas de los judíos; en la concesión de 1238, queda bién claro que existen otras tiendas de propiedad judía. De otra parte, el Monasterio femenino de Sigena, tiene también algunas propiedades y así, en 1275 cede una a Azach abin Pizma, a cambio de un tributo de 8 sueldos.

Se conocen algunas actividades de las tiendas judías; a saber: médicos, cirujanos, especieros, albarderos, pelliceros, sederos, plateros, tintoreros, sastres, zapateros, traperos, mercaderes, y prestamistas. Habían otros comercios: el horno-panadería y la carnecería ó degüella. En cambio, no parecen propicios los oficios de albañil ó carpintero; estos, se les confiaba a moros y cristianos.

La casa judía, en sus elementos básicos, no presentaba grandes diferencias con respecto a las demás viviendas que ocupaban los cristianos o moros de la ciudad de Huesca, por aquel entonces.

La casa habitual media de Huesca, se componía de dos plantas, corral y bodega (cellero). Un complemento de la casa, era la hereditas, que consistía en un conjunto de bienes rústicos (campos, viñas y huertos) gracias a los que se asentaba económicamente la familia. También el ganado, reforzaba la economía de la casa.

Dado el carácter eminentemente agrícola de la casa oscense medieval, no tiene nada de extraño que en 1381, el rey Don Pedro IV, declarara que la riqueza de la judería, dependía en su mayor parte, del cultivo de la vid y de los campos. Esto mismo, se podía hacer extensible al resto de los vecinos de la ciudad, moros y cristianos. Respecto de la ganadería, se sabe por una decisión tomada por el consejo de Huesca, que la judería estaba facultada para tener cien cabezas de ganado menudo (cabras y ovejas), con derecho a pastos comunales, previo pago de un canon de dos sueldos por cabeza y año.

Ricardo del Arco, basado en fuentes del Municipio, señala que a principios del siglo XIV, los judios oscenses vivían en 108 casas. De otra parte, Baer afirma que a mediados de ese siglo, la aljama está compuesta de 150 miembros y que en la judería vivían unos 300 varones mayores de 15 años; lo que supondría, según este autor, unas 200 familias, con una población entre 1.000 y 1.500 judíos. A efectos fiscales, estas cifras (108 casas y 150 aljamiantes) podrían ser tomadas como ciertas. La primera cifra (108), correspondería al número de vecinos sujetos a impuestos; y la segunda, al total de las familias de la judería (incluidos pecheros y exentos). Es decir: 108 casas con bienes imponibles y 42 casas pobres.

En los últimos cien años de existencia de la judería en Huesca, el descenso demográfico es atribuible a dos circunstancias muy marcadas. Por una lado, está la persecusión de 1391; y por otro, las conversiones al cristianismo a raíz de la Disputa de Tortosa de 1415. Existe una recuperación del barrio, que llega a alcanzar su máxima densidad a finales de la primera mitad del siglo XV (que se atribuye a la protección dispensada por la casa real aragonesa); pero hay un importante declive en la segunda mitad de esa misma centuria, en la que con toda seguridad, fueron numerosas las conversiones y la emigración de judíos.

Las clases sociales de la judería, aparecen en una taccaná (norma de régimen interior dictada por la aljama) del año 1340, por la que se reguló la satisfacción de los impuestos a que estaban obligados los varones de 15 ó más años de edad (según Baer, eran unos 300). Con los datos de este investigador, la clase alta de la judería oscense estaba formada por unos 80 judíos varones, que pagaban unos impuestos de 20 sueldos anuales. La clase media, la formarían otros 80 y pagarían 10 sueldos. La clase media baja, eran unos 90, gravados con 5 sueldos. A la clase baja, pertenecían 50, cuyos bienes eran inferiores a 50 sueldos y estaban exentos de los impuestos. Otro grupo, lo constituían los desheredados, quienes a su vez, formaban dos subgrupos: el de sirvientes y el de pobres de solemnidad. Los estudiantes de la escuela rabínica, pertenecían a todas las clases sociales, y estaban exentos de impuestos.

La existencia de las tres clases pudientes sujetas a régimen fiscal, es recogida por las ordinaciones promulgadas por el rey Pedro IV en 1374 (las llamaba man maior, man miana y man minor). Cuatro representantes de cada clase pudiente (elegidos por los adelantados), formaron el Concejo de los Doce, al que se le atribuyó el carácter de Órgano Superior de la Aljama, encargado de entender en la elección de oficios y en la redacción de reglamentos para la buena marcha de la comunidad.

Fachadas típicas

La existencia de dos ó más Sinagogas en la judería de Huesca, es testificada por el acta de la Aljama celebrada en 1.393, que se reunió en la Sinagoga Mayor ("todas las otras sanogas çarradas"). Efectivamente, consta que hubieron tres: la Mayor, la Mediana y la Pequeña, acerca de las cuales se han conservado algunas noticias. Algunos estudiosos, como Naval Más, consideran que solo hubo dos sinagogas, siendo la Mediana y la Pequeña, la misma. En cambio, D. Antonio Durán Gudiol, estimó que fueron tres, como se intenta demostrar más adelante. La Sinagoga Mayor, donde solían celebrarse las aljamas, estaba situada cerca del actual Coso, frente a la muralla de piedra de la ciudad. Los datos que de ella se tienen, corresponden a compraventas de inmuebles que confrontan la misma. Después de la expulsión de los judíos, pasó a ser propiedad de la familia Sangüesa.

En una declaración de herencia de la conversa Yolant Santvicient, formulada en 1456 por sus hijos Pedro y Domingo Santvicient, se cita una casa en la judería, lindante con la judería mediaba, que pudo estar ubicada en el centro del barrio.

En el extremo occidental de la judería, se encontraba la Sinagoga Pequeña, cerca de la puerta de San Ciprián y de la iglesia del mismo titular, que estaba fuera del barrio. Hay un testimonio literal de 1471, en el que el médico Nacim Anaqua y su esposa Vellida, garantizan un préstamo de 200 sueldos, con "un güerto sitiado en Sant Cebrián, término de la ciudad de Huesca, que confronta con sinagoga (la pequeña) de la Judería, con carrera pública y con güerto de Salamón Anynaz". A juzgar por las obras realizadas en 1482 y 1483, esta sinagoga era un edificio de reducidas dimensiones, de planta rectangular, precedido de un atrio, en cuya segunda planta se hallaba la tribuna de mujeres; y con dos puertas, una a Poniente y otra al Norte. En 1482, los adelantados de la aljama, reconocieron la obra (probablemente de albañilería) realizada en la sinagoga pequeña por maestre Mahoma Malferig (moro de Zaragoza) que trabajó en una trebuna. El 3 de Abril de 1483, los priores de la misma, Zabadías Axech y Salomón Cohen contrataron la construcción de bancos con el "fustero oscense, cristiano, Jayme de Abella". Eran bancos de asiento seguidos con respaldo y guardapolvo, adosados a los muros, "a la redonda de la sinagoga". Se concertó que la obra se completase mediante otros dos bancos "debaxo de la trebuna de la dita sinagoga", con un banco corrido. El precio total de la carpintería, se fijó en 300 sueldos.

El rabinado de los judíos de Huesca, era uno de los oficios ordinarios de Aragón, cuyo nombramiento correspondía al Rey, por lo menos desde principio del siglo XIV. Probablemente, se trató del cargo de rabino mayor con jurisdicción sobre las juderías del obispado de Huesca-Ayerbe, Jaca y Barbastro. Un ejemplo de la intervención real en la elección del rabino mayor, se encuentra en el nombramiento del rabí Azach Arrondí, de la judería oscense, ordenado por el rey Juán II, contra la pretensión de la propia aljama, de dar el oficio a un judío extraño a la misma.

Como dato significativo de la importancia del rabinado en la judería oscense, conviene tomar nota de que en el año 1.480, la comunidad contaba con el servicio de nueve rabinos. La Sinagoga mayor, además del rabino titular, era servida por un chantre ó cantor y por un rabí sammás o sacristán. Otros rabinos estarían al frente de las otras sinagogas, de la escribanía y de la escuela rabínica.

Un servicio asistencial, dependiente de la sinagoga mayor, era el Hospital de la Judería. Según los documentos de Montearagón, referentes a las tiendas propiedad de la Abadía, seis de estos establecimientos limitaban en 1279 con el Espital de la Sanoga Mayor, institución destinada al socorro de pobres y enfermos. En el acta aljamarial de 1393 se menciona el Spital de la judaria, cuyo antecedente se encuentra en la Helemosina de iudeis, documentada en 1164.

Plano de la JuderíaUna atención especial, merece la cofradía de los cavafuessas, cuya tacaná fué aprobada por el infante Alfonso en escrito fechado en Zaragoza el 21 de Enero de 1323. Los cofrades estaban organizados en siete grupos -tandas- que se alternaban en el trabajo; se obligaban a cavar las fosas de muertos de los judíos que vivieran en la ciudad de Huesca ("cavar las fuessas de muertos judíos que fincaran en la ciutat d'Osca"), en un cementerio que parece ser estaba situado detrás del cerro de San Jorge, junto al camino de Loreto. Las excavaciones, debían de hacerse de día, pudiendo obrarlas de noche por acuerdo de todos o de la mayoría de los miembros de cada grupo. Estaban excusados de este trabajo, los que no podían ir al fossal por su flaqueza y los mayores de 60 años. Al frente de cada grupo, había un mandadero con la misión de citar a los cofrades de turno y señalar la hora para cavar la fosa ("pora cavar la fuessa"). El trabajo de los cavafuessas, no era gratuito sino compensado por los adelantados, quienes satisfacían a cada grupo de ellos, tres dineros por "la fuessa de moço chico" y seis por la de mayores de cuatro años. Si los enterradores trabajaban de noche, percibían ocho dineros, pero si empleaban dos días, entonces se les retribuía con doce dineros. La cofradía, disponía de los enseres necesarios para bañar a los muertos y guardarlos en lugar accesible; nombraba dos hombres para el baño funerario y otro para pregonar los fallecimientos. Los cofrades estaban obligados a asistir a los funerales (hondras) que se celebraban el Sábado en la Sinagoga, y si el muerto pertenecía a la cofradía, habrían de acudir (en Sábado también) a rezar en la Sinagoga a la que solía acudir el difunto.

La cofradía estaba a abierta a hombres y mujeres (cofrades e cofradessas), que se obligaban a visitar el Sábado, a los enfermos. Es posible que tuvieran carácter religioso, al igual que las cofradías cristianas.

Iglesia de San Ciprián.- Los orígenes de esta iglesia, rozan los tiempos visigóticos, permaneciendo con la ocupación musulmana y cuando el barrio estuvo habitado por los judíos. No obstante, sus ruinas eran visibles en el siglo XVII. Parece ser que fué una iglesia de tres ábsides, bóveda de horno y con arcos fajones, que todavía conservaban los capiteles a principios del siglo XVII. La construcción era de sillares de cantería de buena calidad. De este modo, la iglesia tenía una cabecera algo parecida a la de la iglesia de San Pedro el Viejo. Quizá su construcción correspondiera a principios del siglo XII, ya que Huesca demostró en esa época mucha actividad en la construcción. En un plano del siglo XVIII, queda señalado en un barrio que se llama de San Ciprián, un edificio que no se especifica. Dado que no existía ningún otro edificio digno de ser mencionado, pues las sinagogas desaparecieron antes que las iglesias (las sinagogas dejaron de ejercer funciones a finales del siglo XV), es fácil que esa alusión en el plano, fuera para la iglesia de San Ciprián. Esta iglesia fué parroquial, aunque ni siquiera disponía de pila bautismal.

Convento de las Capuchinas.- Las religiosas llegaron a Huesca en 1648 y durante cuatro años permanecieron en una casa, hasta que el convento fuera terminado (junto la iglesia dedicada a Nuestra Señora del Pilar), cosa que ocurrió en 1671 . El edificio es grande y sencillo, con fachada de ladrillo. La iglesia es de una nave con crucero. Al sur de la iglesia, los restantes bloques, forman un patio interior.

Bibliografia: * La Judería de Huesca, por Antonio Durán Gudiol. ** Huesca siglo XVIII, de Antonio y Joaquín Naval Más.



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