Entre
el Salto de Roldán
y la Sierra del Águila.
Lugar de la provincia de Huesca,
situado sobre la margen izquierda del río Isuela. Tiene alrededor
de unos 140 habitantes. Su altitud es de 599 metros sobre el nivel del
mar. Dista de Huesca 9 kilómetros y el gentilicio es igriesino.
La autovía que parte de Huesca
en dirección a Sabiñánigo discurre recta hasta Nueno, paralela
al rio Isuela. Al poco de abandonar la capital el viajero se encuentra
con Yéqueda, y un poco más adelante avistará a su derecha el casco
urbano de Igriés, asentado en la ladera de una colina. En frente,
al otro lado de la carretera, restos de lo que fue campamento
militar de carácter permanente, muy popular en toda la provincia.
En total, solo nueve quilómetros
de recorrido por buena carretera, dentro todavía de la Hoya, con
la Sierra del Águila en frente y el mítico Salto de Roldán. El
núcleo urbano se ofrece alegre y luminoso, cercado de campos de
labor y abundante zona arbolada. Destaca el edificio de la iglesia
parroquial, de construcción relativamente reciente, con su fachada
y ábside encalados y la torre de excelente factura, erguida, compitiendo
en altura con unos árboles próximos.
La iglesia antigua quedó totalmente
destruida durante la guerra civil y la parroquia actual fue construída
unos años después. Como la anterior fue consagrada a Nuestra Señora
de la Esperanza.
Luego, para que el pasado continúe
teniendo su testimonio en lo eclesiástico, existe la ermita de
San Juan Bautista, que es de origen románico, con nave de cuatro
tramos, ábside semicircular y bóveda de cuarto de esfera.
El lugar fue sobrecullida, vereda
y corregimiento de Huesca; se constituyó en Ayuntamiento
en 1834, y al poco, en 1845, se le unió Yéqueda, continuando
en Igriés la cabecera municipal.
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El topónimo aparece documentado
por vez primera en el "Cartulario de Montearagón", en 1104, con
motivo de la concordia realizada por el obispo de Huesca y el
abad del monasterio mencionado..
Tiempo después, en Septiembre de
1134, Ramiro II dio la villa de Igriés a la sede de Huesca, con
todas sus pertenencias. Cuarenta y ocho años más tarde, Esteban,
a la sazón obispo de Huesca, eximió a los de lgriés del
noveno de las ovejas y cabras, debiendo pagar diezmos y primicias.
En 1556, era del obispo de Huesca, según Durán.
El censo de la población
puede considerarse regresivo, dado que Igriés apenas ha aumentando
sus habitantes respecto de tiempos pasados. Pascual Madoz, a mediados
del siglo XIX, reseñó 58 casas, 23 vecinos y 131 almas.
En 1900, Igriés tenía 442 habitantes, que mantuvo hasta la década
de 1940-1950.
A los de Igriés les apodan cariñosamente,
cebolleros, sin duda porque la cebolla es uno de los cultivos
que mejor se dan en la huerta aledaña del pueblo. También goza
de cierta fama por su pan y repostería al horno de leña.
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